ORLANDO DICE
De inmediato
El ambiente político no se vacuna y siempre está abierto a los mismos contagios, incluso de manera frecuente, y hasta cíclica.
La Reelección, por ejemplo, siempre tiene zapatos puestos, le gusta el can, y desde que le pican un ojo sale al teteo político.
Con Luis Abinader no debió haber sucedido, ese problema no existe, puesto que su mandato tiene vocación para un segundo período.
Sin embargo, pidió un plazo de año y medio para decidir o no su repostulación, y las fuerzas vivas se tensan como como en ocasiones anteriores en que estuvo prohibida.
¿Por qué el jefe del Estado hizo ese aparte, qué busca provocar, si todo el tiempo corre a su favor ? Solo dijo lo suyo, pero no dio razón.
Lo interesante es que el mandatario no tiene impedimento constitucional, pero sí estatutario. La ley interna del PRM, como herencia del PRD, no le permite aspirar desde el poder.
El inconveniente no es de la República, sino del partido oficial, la organización que sustentó su primera elección.
El problema no se suscita ahora, fue escarceo en su momento, y el PRM, que tiene un proyecto de nuevos estatutos, no procedió.
La clave, entonces, no es el año y medio que necesita Abinader para determinar su suerte, sino el tiempo del PRM para someter a los organismos de dirección el cambio.
El oportunismo que no duerme ya sacó cabeza, y gente de fuera advierte zafra y se dispone a moler, pues la Relección no usa aceite de oliva, sino manteca de cerdo.
Lo que llaman grasa.
Puesta en escena la circunstancia ¿ van a dejar los perremeístas que sean reformistas que se ceben y que el marrano engorde y le llegue su San Valentín sin que les toque cuerito?
La lógica es que no, que la situación será de competencia, y no debe olvidarse que los reformistas saben más de reelección que los perremeístas.
La asesoría se impone, y de seguro que los empleos fluirán y aparecerán los patrocinios de figuras de la propia administración, que para la reelección el dinero siempre se sobra.