Opinión

CARDIOLOGÍA PARA TODOS

Consumo de sal e hipertensión

Ernesto Díaz ÁlvarezSanto Domingo

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) celebró durante la semana del 29 al 4 de marzo 2016, una campaña para disminuir el consumo de sal, ya que su ingesta en exceso afecta la salud, especialmente la salud cardiovascular.

La sal es una sustancia de origen marino o mineral que se añade a los alimentos para acentuar su sabor.

La sal (cloruro de sodio) está compuesta de cloro 60% y sodio en un 40%, dos elementos indispensables para la vida que intervienen en la actividad celular, muscular, nerviosa y para el equilibrio hidroelectrolítico del cuerpo. Sin sodio nuestro organismo no podría conservar el agua para vivir y además las células no podrían funcionar normalmente.

El uso de la sal en la cocina es algo cultural pero lamentablemente la gran mayoría de la población abusa de su consumo, e inclusive, algunos se vuelven adictos a la sal.

Bajo el lema de “Menos sal, más salud” queremos llamar la atención sobre los daños que el consumo excesivo de sal representa para el individuo. La OMS recomienda un consumo diario de 5 a 6 grs. al día, o sea, la cantidad de sal que cabe en una cucharadita de café. En nuestro país se consume el doble de lo recomendado, aproximadamente 10 grs. al día. Múltiples estudios han demostrado la relación directa entre el consumo de sal en exceso y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, especialmente la hipertensión arterial y sus complicaciones (Infarto al miocardio, derrames cerebrales, ya sean hemorrágicos o isquémicos, insuficiencia cardiaca, insuficiencia renal y enfermedad arterial periférica). La OMS señala que el aumento de la presión arterial en el mundo es el principal factor de riesgo de muerte y el segundo de discapacidad por enfermedad cardiaca, accidente cerebrovascular e insuficiencia renal. El manejo de la presión arterial no óptimo y las enfermedades resultantes de estas consumieron aproximadamente un 10% de los gastos del cuidado de la salud a nivel global, considerando este como un estimado conservador. Si se suman las perdidas por muerte prematura, el costo puede ser hasta 20 veces más elevado. En nuestro país la prevalencia de hipertensión arterial en mayores de 18 años ronda en un 35%, y si a esto le agregamos que por razones étnicas somos muy sensibles a la sal, estamos hablando de más de 2 millones de hipertensos, de los cuales apenas el 20% está adecuadamente tratado. Basta con señalar que en el Instituto Dominicano de Cardiología, el 45% de los fallecidos presenta hipertensión arterial como enfermedad de base.

El autor es asesor del Instituto Dominicano de Cardiología

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