EL BULEVAR DE LA VIDA
Cuando los hechos desmienten las palabras
Si a los dominicanos se les preguntara cuál ha sido el principal logro del gobierno del Presidente Abinader, es muy posible que la mayoría coincida en destacar la decisión del mandatario de hacer lo necesario para lograr la independencia política del Ministerio Público, evitando que este se convierta en un instrumento que asegure impunidad a los posibles corruptos de su gobierno, y haciendo imposible la perversa práctica de cambiar impunidad por gobernabilidad. Hagan memoria, que en esto de dirigir el Ministerio Público desde el Palacio Nacional, como si del ministerio de Agricultura o el de Salud se tratara, aquí no ha habido nunca inocentes ni excepciones, solo más o menos disimulo, menor o mayor nivel de afrenta, mejor o peor utilización del lenguaje.
El primer paso de esta lucha del presidente Abinader para alcanzar su objetivo y cumplir lo mil veces prometido en campaña no pudo ser más acertado, pues inició colocando al frente de la cosa, no a uno de sus amigos políticos o personales de última instancia, ni a algún independiente entrecomillado sin militancia política, (pero toda un arma de reglamento jurídico intelectual al servicio “patriótico” de alguno de nuestros grandes grupos económicos o de la Embajada con mayúscula), sino a doña Miriam Germán, señora de independencia y decoro demostrados, cuya integridad moral solo podría flaquear, -y perdonen la indiscreción-, si en una serenata que le ofreciera el corrupto de turno, éste se convirtiera en Jaime Roos, le cantara la Milonga de Emilio Gauna y la invitara sin escolta a un concierto de Luis Días, donde quiera que esté el Terror, “si es que está o está llegando”.
Esta semana, el líder del PLD en su versión verde, el profesor Leonel Fernández, pide no modificar la Constitución para blindar la independencia del Ministerio Público, asegurando que en su artículo 170, la Carta lo deja establecido, pero resulta que, precisamente el comportamiento del Ministerio Público durante los gobiernos del PLD en verdefernández, y también durante los del PLD en moradomedina, desmiente mejor que Ferrajoli, Bobbio o Sartori esta afirmación. Lo ocurrido en el Ministerio Público en grises momentos de esos años, -y que Google nos muestra en segundos-, hace urgente e impostergable la modificación constitucional propuesta para blindar, para atar ¡y bien atado!, este histórico paso hacia la institucionalidad del país. Por cierto, “Emilio Gauna murió en Palermo, en una noche de carnaval”.