AGENDA SOCIAL
Recuperación sostenible
Ahora que se habla de convocar al liderazgo político nacional para llegar a acuerdos sobre importantes reformas que requiere el país, convendría aprovechar el escenario para promover pactos tendentes a la recuperación sostenible y con igualdad del tejido económico y social de la República Dominicana.
Para todos está claro que tenemos una alta deuda social con los sectores más vulnerables del país y que cualquier impulso a un conjunto de acciones de políticas públicas que promuevan la inclusión, el bienestar y la mejora de la calidad de vida de los dominicanos y dominicanas, sería una propuesta que contaría con el apoyo unánime de toda la población y de las fuerzas vivas de la Nación.
El momento actual se asemeja a los acontecimientos que sucedieron a la crisis financiera internacional de la primera década de este milenio, momento en el cual convenimos en que hacía falta proyectar el futuro del país y evaluar cuáles eran las medidas impostergables que debían adoptarse para mejorar las condiciones de vida de los dominicanos. De ahí surgió la Estrategia Nacional de Desarrollo, un mapa claro y preciso del camino que debíamos recorrer para una mejor República Dominicana.
Aunque se trata de un documento proyectado hacia el 2030, la pandemia del COVID-19, que ha sido un acontecimiento imprevisto, nos obligar a revisar lo alcanzado hasta el momento y redefinir algunos objetivos, adecuándolos al contexto actual. Más aún, necesitamos evaluar la END a la luz de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y de las recomendaciones que han emanado de los distintos organismos internacionales que evalúan el efecto de la pandemia para el futuro de la humanidad.
Así como la pandemia constituye un hecho sin precedentes en la historia de la humanidad, por lo menos en su magnitud y efectos, también requerimos de acciones sin precedentes que se alejen de lo tradicional, porque no estamos ante un reto común y corriente, si no ante un momento de la historia que puede redefinir el futuro de nuestros pueblos e instituciones.
El liderazgo político será convocado a una amplia discusión sobre varios temas que afectan a la sociedad dominicana, pero no podemos perder de vista que, por un lado, tenemos la oportunidad de repensar muchas de las líneas estratégicas sobre las que se sustenta el país, pero también hay otras que requieren ser continuadas y fortalecidas.
No perdamos de vista que la República Dominicana ocupa un lugar en el concierto de las Naciones y que somos víctimas de las asimetrías globales que nos colocan en una posición difícil ante retos universales, como el cambio climático, la desestabilización financiera y el proteccionismo global. Por ende, está la oportunidad también de evaluar nuestras estrategias de cooperación internacional y sumarnos a la discusión sobre temas tan importantes como la economía circular, la economía de cuidados, el capital social, la deuda global y el acceso a financiamiento para el desarrollo.
Es un momento único para la humanidad, que requiere de verdadero liderazgo y capacidad de resiliencia, para tomar decisiones difíciles pero necesarias y, a la vez, proyectar una República Dominicana más grande y próspera, pero también más cohesionada y feliz.