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POLÍTICA Y CULTURA

Kennedy anunció la muerte de Trujillo

El presidente Kennedy fue quien primero informó de la muerte de Trujillo, algunas horas después de haberse producido su ajusticiamiento, cuando ni las emisoras dominicanas ni ningún medio internacional lo habían hecho. En Paris, donde se encontraba Kennedy en visita oficial, el portavoz de la Casa Blanca, Pierre Salinger, delante del mandatario dio la noticia con estas palabras: “Rafael Leónidas Trujillo, uno de los dictadores más sangrientos y extravagantes de América Latina, que tiene en República Dominicana su fortaleza hasta el punto de levantar una de las cinco mayores fortunas mundiales de la época, fue asesinado anoche en la desierta carretera que va a San Cristóbal a lo largo del mar Caribe, en las afueras de Santo Domingo”. A pesar de haberse desconectado del plan para matar a Trujillo, y las instrucciones dadas por Kennedy, horas antes de materializarse, “alguien” reportó el ajusticiamiento a la CIA, con exactitud matemática, y confirmó que se había producido exitosamente. Sólo así puede explicarse que Kennedy se convirtiera en virtual vocero de los tiranicidas desde París, rompiendo el cerco de silencio de las primeras horas. Las sospechas crecientes y concurrentes sobre la primicia suministrada a la CIA en Ciudad Trujillo, apuntan al único General dominicano graduado en la prestigiosa Academia Militar de West Point, a quien el destino o una orden expresa, colocó como testigo en el restaurante “El Pony”, aquella noche a escasos kilómetros del lugar donde estaban matando a Trujillo, llegando al escenario de los hechos y retirándose. Ese General llamado Arturo Espaillat sería apresado por el hijo de Trujillo, Ramfis, y sometido durante varios días a torturas con la finalidad de que admitiera su complicidad con el complot que le puso fin a la vida del Jefe. Siendo testigo no acudió en ayuda de Trujillo, pasó de largo por el campamento militar que estaba en la avenida Independencia con Abraham Lincoln y siguió hacia la casa del Secretario de las Fuerzas Armadas, José René Román, para darle la noticia, con lo cual se interpuso en el proceso pautado de los tiranicidas de llevarle el cadáver de Trujillo a su casa para producir el intento de Golpe de Estado. Mientras más se hurga en esa visita del General Espaillat, más dudas ensombrecen la verdad de lo sucedido y se crean diversas conjeturas, todavía no totalmente esclarecidas. La actitud de Kennedy de desligarse de la conjura contra Trujillo, fue producto del desastre de “Playa Girón”. No podía Estados Unidos correr el riesgo de dos fracasos secuenciales en la misma área, lo cual no invalidaba su satisfacción de que la muerte de Trujillo ocurriera, y lo confirma la rueda de prensa en París, pero sin indicadores concretos de apoyo norteamericano a esa acción, aunque evidentemente de seguimiento. Después del papelazo de lo de Cuba, Kennedy no podía aparecer con otro fiasco en menos de dos meses. La CIA en Ciudad Trujillo, obtuvo el reporte del atentado, primero que nadie y así lo transmitió al presidente Kennedy en París. ¿Sería esa la misión histórica exitosa del General Espaillat aquella noche, nunca aclarada satisfactoriamente en su obra, “Trujillo, el último de los Césares”?

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