Apostemos al nuevo destino
No hay mayor realidad que la uno desea ver. Y, más si se es testigo del acontecimiento que se espera con ansias por el desarrollo de una comunidad fronteriza como lo es la provincia del Sur lejano de Pedernales.
Años van y años vienen y los pueblerinos esperando su desarrollo y muchos se preguntan el por qué su gente apuesta tan rabiosamente a ver su comunidad distinta a como se ve hoy con un alto grado de pobreza. Decía mi madre, una mujer culta, estudiada y honesta a toda prueba, que llegó allí casada con mi padre, que nadie apuesta por lo desconocido.
Y, cuanta verdad en el caso de la provincia donde nacimos muchos cuasicapitalinos y hoy foráneos por circunstancias unos y, otros, porque la mayoría de nuestras familias no eran nativas de esa provincia.
Lo cierto es que los que nacimos y crecimos allí vivimos una época y niñez casi de cuento de hadas para unos pocos sí, pero al menos los demás de alguna forma se beneficiaron con becas de estudios, regalos para sus hijos los días de reyes y fiestas populares y pequeños y medianos negocios que sobrevivían de los ingresos de los “alcoeros”.
El Pedernales del ayer es al que apostamos los hoy foráneos. La compañía minera Alcoa Explorations Company que explotó la bauxita por años quizás no sería un dechado de virtudes, pero era la empresa que mejor pagaba en toda República Dominicana seguida de la Falconbridge. Hace poquito supe de la muerte del padre de unas amigas y todavía cobraba su pensión en dólares. Por eso y por la promesa del Gobierno de turno de Luis Abinader Corona de que el desarrollo de Pedernales será mediante un turismo comunitario sostenible, donde los servicios y los recursos humanos sean de la región Enriquillo, donde habrá un circuito que incluya a Bahoruco, Independencia y Barahona, hace que muchos descrucemos los dedos para que esa gente que vive allí y los que vacacionamos, auque sea por un largo espa
cio de tiempo, podamos ver el resultado del esfuerzo del trabajo honesto y que el mundo conozca que por allí comienza la Patria que se produce de todo lo inimaginable para comer, por su microclima, pero que también tiene a Bahía de las Águilas que una de las cinco playas más limpias y serena con las arenas más blancas del mundo, entre muchas otras bellezas naturales.