CONTANDO LOS HECHOS
La cadena de la vida...
Recientemente, mi compadre José Zaiter me entrevistó para un programa de televisión que el difunde desde Miami, a través de las redes sociales. Me preguntó cuáles habían sido tres momentos de mi vida a los que les diera la mayor importancia. Le contesté:
A- Aprender el idioma inglés.
B-Haber tenido la oportunidad de ser Director de Cruceros por cuatro años.
C-Haber podido encontrar en Francia Hernández la mujer que había idealizado.
Posteriormente, he llegado a la conclusión de que la vida es como una cadena, compuesta por los diferentes eslabones que la van conformando. Por ende, podemos deducir que un eslabón de base tuvo lugar cuando a los diez años de edad vine de Santiago a Santo Domingo donde mi padre, después de yo quedar huérfano a los siete años, había conformado un nuevo hogar.
Nuestra casa estaba en la Benito González 109, esquina Enriquillo. Eso me permitió hacer amistad con Luisito de Peña, quien era vecino cercano. El me convenció de que me convirtiera en coleccionista de sellos, lo que me permitió contactar a otro coleccionista llamado Miguel Victoria, quien me propuso aprender inglés, para así poder hablar y que nadie nos entendiera.
Dominar el idioma me facilitó llegar hacer el programa de música americana “Your Hit Parade”, todo en inglés. También facilitó ser profesor de inglés en el Colegio Luis Muñoz Rivera, El Instituto Dominicano Gregg y Instituto Culturar Dominico Americano. También me facilitó trabajar con la Agencia de Viajes Sutherland Tours, Luego dirigir el departamento de entretenimiento de los tres principales hoteles de la Capital y de ahí pasar a ser Director de Cruceros, por cuatro años, donde pude hacer los ahorros que me permitieron adquirir todo el equipamiento, de lo que sería mi nueva estación de radio, Radio Universal.
Como podemos ver, para esa época, todos esos eslabones de la cadena de vida me dieron la base para aspirar a una mujer especial: Francia. De allá para acá he seguido añadiendo muchos eslabones más, que han desarrollado la larga y feliz cadena de mi vida. Cada eslabón te lleva al siguiente y así deberá continuar la cadena hasta llegar al último que es el que cierra la cadena de tu vida.
Estos eslabones no se acumulan, ni fortuita ni medalaganariamente. Requieren de atención, cuidado, disciplina, esfuerzo y grados de pasión por la vida.