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POLÍTICA Y CULTURA

Lo de Galíndez fue “de espanto y brinco”...

El amigo José A. Caro, Tony, hi­jo del Arq. Jo­sé Antonio Ca­ro, (JACA), refiriéndose a Vela Zanet­ti, dice: “…estando “VZ” en NY disfrutando de una beca de la Fundación Guggenhe­im la cual le permitió ganar el concurso para pintar un mural en el edificio de Na­ciones Unidas, recibió una visita de un grupo de exilia­dos vascos compañeros de Galíndez solicitándole que lo aconsejara porque te­mían que el libro que escri­bía podía ser peligroso para él. VZ” les contesta que, por qué Galíndez iba a hacerle caso a él si ellos no eran muy amigos habiéndoles sus compañeros vascos adver­tido ya de ese peligro. Los vascos le contestaron que Galíndez tenía un gran res­peto por “VZ” y ellos opina­ban que lo escucharía. “VZ” aceptó reunirse con él y lo hicieron en un restaurante tipo “Automat” en NY. “VZ” le dijo de la visita de sus ami­gos vascos y le reiteró el pe­ligro para su vida que corría con la publicación del libro contra Trujillo. Estando en México recibe un telegrama de Don Héctor Incháuste­gui, embajador dominicano en ese país, ofreciéndole de parte del Gobierno Domi­nicano (Trujillo) un contra­to de 10,000 dólares, más gastos para evaluar una co­lección de obras de arte que le ofrecían en venta. “VZ” acepta y programa viajar a RD. Llama a Papá (JACA) y le informa a qué viene, que se pensaba quedar en casa con ellos y pide que lo re­cojan en el aeropuerto. Mi padre por motivo de otras obligaciones no podía ir a recogerlo y pide a mi Madre que vaya en su lugar. Ella va al aeropuerto y no encuen­tra a “VZ”. Regresa a casa e informa a Papá que “VZ” no llegó en el vuelo. “VZ” si lle­gó pero al pie de escalera lo esperaban gente de seguri­dad, lo montan en un vehí­culo que inmediatamente lo lleva al Palacio Nacional sin explicarle nada. Al llegar lo llevan a una oficina don­de lo recibe un señor norte­americano que se identifica como un abogado, contra­tado para investigar el caso de la desaparición de Galín­dez y la sospecha de los USA de que Trujillo estaba invo­lucrado. “VZ” pregunta qué tiene él que ver con eso. Que él había venido contratado para evaluar una colección de obras y enseña el telegra­ma del Embajador. El abo­gado le pregunta si él co­nocía a Galíndez y si había tenido una reunión con él en NY, a lo que “VZ” le dice que sí y relata su encuentro con los vascos y luego con Galíndez donde le transmi­te la preocupación de todos si publicaba el libro y rela­ta la respuesta de Galíndez. “VZ” insiste que, por qué es­tá siendo investigado y el abogado le explica, que la Policía de NY en su investi­gación había encontrado un sobre en una caja fuerte de Galíndez, con una nota que decía, que si le pasaba al­go a él, preguntaran al pin­tor Vela Zanetti y le enseñan una copia de la carta. Ve­la contesta que no sabía de esa carta, ni tampoco sabía nada de Galíndez, a quien nunca volvió a ver después de la reunión en el Automat. El abogado termina sus pre­guntas y le dice que se pue­de ir. Ya es entrada la tarde y “VZ” llama a mi padre pa­ra que lo recoja en el Palacio Nacional. En casa de mis pa­dres les relata toda la historia de la visita y el interrogato­rio. Al día siguiente se regre­só a México. Los represen­tantes del Gobierno que lo recibieron ofrecieron pagarle los 10,000 dólares a lo que él rehusó pues no había evalua­do ninguna colección”. Tru­jillo utilizaba como anzuelo las intermediaciones de sus embajadores que sólo reci­bían órdenes pretorianas. El poeta Incháustegui fue usa­do para esos fines.

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