Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

DOSSIER DIPLOMÁTICO

Diplomacia y la información

Avatar del Listín Diario
Manuel Morales LamaSanto Domingo

En un mundo “altamente conectado en todas sus formas”, como el actual, la diplomacia como instrumento de ejecución de la política exterior se redimensiona en ese rol cuando utiliza “herramientas tan efectivas” como las facilitadas por la tecnología de la información y de la comunicación.

En igual contexto, procede resaltar que las respectivas Cancillerías suelen contar con funcionarios con la formación específica requerida para asumir eficientemente las labores de recepción, evaluación, análisis y depuración de las informaciones, provenientes del ejercicio de “la función de observación e información” que corresponde a las misiones en el exterior (materializada en informes) e, igualmente, de las generadas por el trabajo de funcionarios de la propia Cancillería, que deben incluir las obtenidas mediante “mecanismos institucionales” establecidos para tal propósito y las dimanantes del ejercicio de la diplomacia digital (“digital diplomacy” o “e-diplomacy”).

La “estructuración” de las informaciones crea la necesidad de obtener otros datos o de completar, precisar o profundizar en los existentes, lo que demanda “acciones de búsqueda y conexiones”. Además, motiva la solicitud de ampliación al responsable de haber aportado la información en cuestión.

Las investigaciones en este campo, exigen la objetividad, profundidad y seguridad debidas, facilitándose así “una elección inteligente entre los conocimientos disponibles y los comprobados”. Inequívocamente: “la calidad y confiabilidad de la información crece cuando procede de fuentes distintas y separadas, que permitan evaluar su veracidad e implicaciones” (Plantey).

Es parte esencial de este ejercicio el consistente análisis de la situación nacional e internacional (y del estudio de sus perspectivas), igualmente las evaluaciones periódicas sobre el curso de desempeño del llamado “poder exterior del Estado”, también, de los resultados de las “relevantes” interacciones del país en el escenario internacional, lo que resulta imprescindible para prever los rumbos y márgenes de acción de la política exterior, especialmente en situaciones “caracterizadas por su gran fluidez”, en el ámbito de las responsabilidades de “Centros de Pensamiento Estratégico” y de “Departamentos de Investigación y Prospectiva Internacional” de determinadas Cancillerías.

Evidentemente debe contarse con efectivos mecanismos institucionales para dirigir apropiadamente el resultado del “procesamiento” de dichas informaciones, conforme a su utilidad para la “acción exterior” o para el correspondiente “Banco de Datos”. El Canciller debe estar en pleno conocimiento del precitado resultado y determinará su efectiva distribución, con especial importancia, las que ameritarán ser del conocimiento del Jefe de Estado.

Los agentes diplomáticos ciertamente no trazan los principios de la política exterior, participan sin embargo, en la formulación y modificación de esa política a través de bien fundamentados informes (Regales), que asimismo permiten tomar acciones concretas de actuación. Dicha labor ejercida mediante el conjunto de misiones diplomáticas, debe proporcionar al Estado acreditante constata Vilariño, fundamentalmente: “un conocimiento de amplio espectro” de la situación general de los demás Estados y de los Organismos Internacionales donde se cuente con representación permanente.

En lo concerniente a la “diplomacia pública”, por su amplitud, se tratará en trabajos posteriores. Actualmente se considera, cabe insistir, que el Estado que no esté apropiadamente informado “limita sus opciones estratégicas y tácticas” y consecuentemente se le imposibilita “hacer frente a los desafíos externos con firmeza y determinación”. Sobre todo no podría ejercer con la debida propiedad y amplitud “elementos esenciales concernientes a su soberanía”.

Tags relacionados