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ORLANDO DICE...

Tiempo de guagua

Había adelantado que los partidos se involucrarían en la vacunación, y que no lo harían por nobleza ni sentimiento humanitario.

Los estudios que se hacen y no se publican daban números favorables al desempeño del gobierno. Las campañas calladas, disimuladas, no estaban teniendo efecto.

La percepción siempre se equivoca, o se cae sola, y se juzga como mayoritario lo que es obra de minorías bien posicionadas.

El sonido parece ganar la batalla al silencio, pero no siempre. Una vez, en política, la mayoría silenciosa hizo la tarea, y fue el milagro.

En el barrio hay teteo, pero no todo el barrio participa en el desenfreno. Los padres ya no usan correas ni las madres chancletas, pero todavía queda alto de obediencia en el hogar.

Los partidos ofrecen sus locales, no dándose por enterados que el problema no es de espacio. Igual exhortan a que la población se inyecte.

Sin embargo, ninguno muestra lugares repletos de afiliados acogiendo el llamado, y la gente sigue acudiendo a los puntos viejos, o nuevos, pero oficiales.

Ese afán, no obstante, se mantendrá, y mucho más ahora con disponibilidad asegurada, pero sobre todo con un socio estratégico tan importante como China.

Ese conversatorio entre los presidentes Luis Abinader y Xi Jinping provocará internamente una reacción diferente a Estados Unidos.

Antes que críticas veladas, querrán compartir las palmas de un triunfo que llegará a pesar de los desaprensivos y obtusos, cuya condición da pena.

La política anda suelta en el sitio, pero en ocasiones sabe recogerse y ponerse donde la población la vea. La oposición conviene, pero debe aprender lo principal de un francotirador: la buena puntería.

Eso de disparar a todo movimiento en la espesura, es tonto y gasta municiones, pues no siempre se trata de animal herido.

A veces solo el viento, y el viento leve refresca, no derrumba o destruye como tormenta.

La pandemia es un tiempo difícil para todos, pero más para los mezquinos, faltos de ingenio y carentes de creatividad.

No sobreviven los más fuertes, los superiores, sino los más adaptables.

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