ORLANDO DICE…
Mejor afeitado
El PRM dice que lo tomaron desprevenido, y el diputado Miguel Gutiérrez, de hombre decente y humanitario, pasó a ser un capo buscado por una agencia norteamericana en coordinación con otra dominicana.
Los capítulos se escribirán en el plano criminal, pues en el tribunal del sur de la Florida se debatirán detalles de las operaciones llevadas a cabo entre el 2014 y el 2017.
Muchos se frotan las manos pensando en la posibilidad de que el legislador cante y que sean tantas las canciones que den para un CD.
Solo que el dominicano no coge cabeza y se inunda de contento. Creen que Gutiérrez no solo revelará los nombres de sus socios, sino también sus beneficiarios en el campo de la política.
Nadie sube políticamente hablando a menos que consiga escalera alta, y las escaleras no caen del cielo, hay que adquirirlas, pero, además, tener personas que la agarren y eviten estrellones.
Como hizo vida política en el PRM, ahí deberán estar los promotores de su diputación, y un hecho personal se convertirá en partidario.
Sin duda una actitud delirante que se repite, pues dominicana la autora de Sueña, Pilarín. Mucho tiempo de espera, frustración tras frustración, pero se aguarda un milagro.
Que se desvele el secreto de las relaciones pecaminosas, indebidas, políticamente comprometedoras.
La oposición confía en que el capo de Gurabo implique a figuras del PRM o del gobierno, pero el gobierno – por su lado – también que César el Abusador involucre a personeros del pasado régimen.
Nadie explica por qué el Abusador, detenido en Colombia, Estados Unidos no lo extradita, o como es que negoció sin todavía estar en manos de las autoridades norteamericanas.
Entretanto se dan esas ocurrencias, que los “enterados” dan por seguras, se impone en los partidos un ánimo de complacencia. Ninguno piensa en “hoy a mí, mañana a ti”, o que en determinadas circunstancias conviene, no solo remojar las barbas, sino afeitarse completamente.
Volver sobre la cesta ante la posibilidad de que haya más manzanas podridas. O de que donde se compra, venden.
Una vez, sinvergüenza es; dos, sinvergüenza yo.