PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA
Reacciones, leyes y aspiraciones
En 1791, Pío VI reaccionaba contra los obispos y curas que habían jurado la constitución contraria al papa. Pedía que no les escuchasen: “pues sus voces traen muerte, y evitad así a todo usurpador, ya se llame arzobispo, obispo o párroco, para que no haya nada en común entre vosotros y ellos, especialmente en asuntos divinos… porque nadie puede ser miembro de la Iglesia de Cristo a menos que esté unificado con la propia cabeza visible de la Iglesia”.
En la parroquia de San Sulpicio en París, cuando su párroco se atrevió a atacar las ideas de la asamblea revolucionaria “Un clamor de indignación universal reverberó por los arcos de la iglesia”. El organista interpretó la conocida tonadita revolucionaria: “Ah! ça irá”. Los fieles la corearon y el cura tuvo que cantarla.
En un pueblito cerca de los Pirineos, el amado párroco se retractó de su juramento favorable a la constitución, en todo lo tocante a lo espiritual, mientras protestaba su fidelidad la ley, la nación y el rey y su resolución defender “la patrie con todas sus fuerzas”. Hombre respetado, sus palabras interpelaron las conciencias.
La Asamblea legisló a lo liberal: suprimió las aduanas internas, los controles de precios. De un plumazo, la ley de Le Chapelier del 14 junio, 1791, abolió todos los gremios, ya fuesen de empresarios o de obreros. Los bosques quedaban bajo la tutela de la nación.
El 15 de marzo de 1790 fueron abolidos los derechos de la nobleza a sus feudos.
Todas estas leyes no calmaban las legítimas aspiraciones de algunas damas. En 1791 se conoció una Declaración de los Derechos de las Mujeres y de los Ciudadanos: “…la ley debe ser la misma para todos: todos los Ciudadanos hombres y mujeres, siendo iguales a sus ojos, han de poder ser elegidos para cualquier dignidad pública, cargo o puesto”.
En toda Francia había 80 periódicos en 1789, pronto llegarían a ser 2000. El ultramonárquico Amis du Roi dividía así la Asamblea: a la derecha “los defensores de la religión y del Trono”. A la izquierda: “… la monstruosa asamblea de…enemigos de la Iglesia y de la Monarquía, judíos, protestantes, deístas. Todos libertinos, tramposos…” (McPhee, 2002: 95 – 105). Así interpretaba los bandos un amigo del rey. Pronto el rey saldría huyendo.
El autor es Profesor Asociado dela PUCMM