EMPEZÓ HAINA A MOLER
Azúcar y ron
Soy oriunda de uno de los municipios más productivos de República Dominicana, que sobrepasa el 20% del PIB; soy orgullosamente hainera.
El nombre de esta columna, que comenzó a publicarse en Listín Diario el pasado domingo 18 de abril, tiene para mí mucho significado. “EMPEZÓ HAINA A MOLER” es una expresión que invita a la acción, al cambio y a la productividad, ya que cuando se iniciaba la zafra (cosecha de la caña) llegaba la esperanza durante 5 a 6 meses a un pueblo sumergido en la miseria.
Durante estos meses los habitantes salían a las calles a celebrar con alegría, porque sabían que sus necesidades básicas durante un tiempo estarían cubiertas.
Ahora como médica y especialista en adicciones y en psicopatología clínica, con más de 18 años trabajando con ese colectivo en la comunidad de Madrid, España, quiero aportar a mi país un nuevo enfoque sobre las adicciones y los trastornos mentales, desde la prevención, con empatía y sin estigmatizar.
Porque las adicciones son enfermedades crónicas y como tales deben ser tratadas. Vivimos en una sociedad que no entiende esto, o mira para otro lado. Creo sinceramente que puede ser por falta de información por parte de la ciudadanía, ya que existen en mi país profesionales cualificados que pueden dar asistencia de calidad a los pacientes que así lo necesiten.
A nivel mundial 800,000 personas se suicidan cada año, y el alcohol es un factor de riesgo para esta problemática.
Según la Sociedad Española de Patología Dual, un 40% de las personas con depresión sufre alguna clase de problema relacionado con la ingesta de alcohol, aumentando la probabilidad de suicidio en estos pacientes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) puso a disposición de los gobiernos (incluido República Dominicana) el paquete técnico SAFER (es una hoja de ruta que se enmarca en el Plan de Acción Mundial de la OMS para la Prevención y el Control de las Enfermedades No Transmisibles (ENT), el cual contiene cinco líneas de acción prácticas con el objetivo de ayudar a los gobiernos a reducir el uso nocivo de alcohol y las consecuencias sanitarias, sociales y económicas relacionadas:
1- Cumplimiento de medidas que impidan conducir mientras se consume alcohol.
2- Facilitar el acceso a exámenes de detección, intervenciones breves y tratamientos.
3- Cumplimiento de las prohibiciones o restricciones a la publicidad, patrocinio y promoción del alcohol.
4- El aumento de los precios del alcohol a través de impuestos especiales y otras políticas de precios.
5- Avanzar y hacer cumplir las medidas de lucha contra el consumo de alcohol.
¿Realmente se cumplen estos objetivos? Para proteger a los ciudadanos y evitar futuros adictos.
El alcohol es una sustancia psicoactiva con una alta capacidad de dependencia. Está al alcance de todos. Somos uno de los países más productores de alcohol, por lo que sólo nos queda orientar y educar a la sociedad de lo que consume y sus consecuencias a corto y a largo plazo.
Porque de la caña, se elabora el ron y el azúcar, dos sustancias que pueden causar dependencia.
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