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ORLANDO DICE…

Afán de reparto

La democracia dominicana, si se quiere mantener, ampliar, e incluso profundizar, debe cuidarse de los partidos.

Ese afán de reparto hizo olvidar ideologías, ahora competencia. No importa perder elecciones, siempre aparece compensación.

Solo que ahora se llama independiente, una forma nueva de ser generoso y propiciar la diversidad, la pluralidad.

Al final deviene en complicidad. Extrañaba la situación que se daba en la pasada administración, de que gobernaba con poca o nula oposición.

La percepción ganando batallas. Ahora empieza a decirse lo mismo del actual régimen, aun cuando todavía no tiene un año. Si se observa bien, se advertirá lo equívoca de la apreciación.

No se tiene una noción clara de qué es oposición o cómo debe ejercerse. Incluso llega a creerse que debe ser a la manera haitiana de acompañar cada protesta con la quema de una o dos cuadras.

Igual está denunciar toda ocurrencia como ilícita o mala, olvidando al pastor que alarmaba con la venida del lobo sin que fuera cierto.

Además, cada oposición debe tener arma adecuada, que puede ser de reglamento o de destrucción masiva. En ocasiones no se tiene una ni la otra. Aunque en el caso dominicano, la alternativa es el reparto.

Mientras haya Junta Central Electoral independiente, y por igual Tribunal Constitucional, y Cámara de Cuentas y Defensor del Pueblo, etcétera, el cancito elimina el juego.

Con fichas marcadas ¿para qué oposición? Con ese modo de cortar el bacalao, en que si no masa, aleta o cola ¿cómo aupar disidencia? Lección de manual: tener al enemigo cerca y sacar la ración al boa. Con ese temperamento puede entenderse todo lo demás.

El poco desarrollo político, por ejemplo.

El parasitismo no solo se da con las cuotas del Presupuesto Nacional, sino con las migajas de participación y desempeño de Estado.

El negocio queda por el momento al descubierto, y habrá que ver a la intemperie, si los partidos se mojan o se empapan.

El pudor se dio cuenta hace rato que, a falta de rubor, no le queda de otra que quitarse del medio, salirse del camino.

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