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Sea verja o muro, urge

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Luis Encarnación PimentelSanto Domingo

Se entiende que los pueblos eligen a sus presidentes para que go­biernen, hagan y resuelvan todo lo necesario para beneficio del colectivo nacional, aunque con­lleve cargar pesado y asumir los riesgos que implican cumplir el mandato del pueblo con seriedad y la debida responsabilidad.

Y el que no tenga claro que una cosa es el candidato en campaña y otra muy distinta el manejo, el accionar y la racionalidad que de­be exhibir el presidente electo o ya en pleno ejercicio del poder, puede resultar un fracaso. Ejemplos de fiascos o de gente electa que sa­liera dañada hay muchos a la vista.

El que se pierda en eso, se envuelve en un discurso demagógico o populista, pa­sando por alto los factores que conducen al éxito y a diferenciar a un presidente de un verdadero estadista.

Al Luis Abinader candidato se le llegó a atri­buir, no sin alguna razón, que le ha había saca­do el cuerpo o no había tocado a profundidad en campaña algunos puntos controversiales o espinosos, pero fundamentales para sectores determinantes del pais, como el tema del abor­to y el del ingreso incontrolable de indocumen­tados haitianos de todas las edades. De todos modos, el actual gobernante llegó a reconocer y a decir, desde antes de ser electo, que nuestro pais no podía cargar con el enorme peso de la problemática del pueblo haitiano.

Pero el 27 en la rendición de cuentas de sus primeros seis meses de gestión ante la Asam­blea Nacional, por el tono y lo planteado, se vio a un presidente Abinader con un discurso me­jorado en forma y en contenido. Optimista, pa­ra levantar el ánimo de un pais agobiado por la crisis económica y de salud, pero firme, dejando más claros puntos que la sospecha de muchos ubicaban en agendas manejadas por intereses foráneos o por asalariados locales (¿).

Además de comprometerse a levantar una erja perimetral de 190 kilómetros en la fronte­ra, que urge y es vital, y con revisar el “peaje (o pillaje) sombra”, hizo bien en resaltar la poca solidaridad de los países grandes ,que han aca­parado o negado la vacuna contra el Covid-19, evidenciando la doble moral de la llamada co­munidad internacional, que en todo se mete y poco resuelve a los pueblos pequeños (¿).No sería casual que el anuncio del costo de la verja , unos cien milloncitos de dólares, y un hospital en Dajabón para que las parturientas haitianas no pasen de la frontera, lo hiciera el canciller Roberto Alvarez. El costo, es nada, compara­do con lo que el pais gasta en salud, alimento y en logística militar para frenar el masivo ingre­so de ilegales por la frontera. ¿Por qué oponer­se alguien a que el pais, con verja y tecnología, tenga el control migratorio que tienen otros? Y nada de que “eso no resuelve”, porque el asun­to es limitar o ponerlo más difícil. Y eso sale más barato, con el aporte gustoso – y patriótico- de muchos buenos dominicanos.

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