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EN LA DIANA

Riesgos panorama monetario

Primer Tiro Existe un balance de Riesgo y de Sostenibilidad del objetivo de reactivar la eco­nomía mediante la amplia­ción del financiamiento, se­gún lo ejecutado en el marco de la política monetaria ex­pansiva del Banco Central. El nivel de riesgo de que dicha política no consiga el objeti­vo buscado, y de que genere más presiones inflacionarias y devaluatorias, está correla­cionado con la duración que tendría el nuevo choque ex­terno negativo e inflaciona­rio, de la velocidad de recu­peración del turismo y otros sectores rezagados (de lo que depende la demanda de nuevos créditos), y también de que se aprueba en el cur­sante año un Paquete de re­formas que estabilice el peso de la deuda pública, aumen­te la eficiencia del gasto pú­blico, y mejore los indica­dores fundamentales de la competitividad sistémica. Así como el caballo solo va al río cuando tiene sed, así tam­bién la flexibilización crediti­cia produce nuevos financia­mientos solo si se intensifica la reactivación, se mantiene el poder de compra del in­greso disponible, y se con­vence a los mercados de que se recuperará la parte de la Sostenibilidad macroeconó­mica perdida por la Pande­mia.

Segundo Tiro Una Tasa de Política Moneta­ria (TPM) expansiva (equi­valente a una tasa de inte­rés de mercado por debajo de la que no produce infla­ción por exceso de deman­da interna), en una situación en la que esa misma infla­ción se encuentra por enci­ma de la meta fijada, y en la que el choque externo nega­tivo que genera dicho resul­tado se considera transitorio, seria sostenible si y solamen­te si los efectos de este último se amortiguan con el uso de las reservas internacionales. Si tal y como se espera, la di­ferencia entre la inflación re­gistrada y la meta fijada pa­ra tal variable desaparece en unos pocos meses, la po­sición actual de la TPM debe mantenerse, pero siempre y cuando exista la disposición al uso de las reservas interna­cionales para mantener a ra­ya cualquier brote de presión cambiaria. El riesgo de que el nuevo choque externo nega­tivo no sea muy transitorio no puede subestimarse, y en ese peor escenario, la deva­luación del 9.2% que tiene el Marco Macroeconómico se­ría intolerable.

Tercer Tiro Con choque negativo pro­longado, la brecha inflacio­naria se ampliaría, y aunque la población entienda el ori­gen externo del fenómeno, la Política Monetaria tendría suma dificultad en alcanzar su meta de cerrar la brecha del PIB, pues la demanda in­terna se ajustaría en función de la duración del choque, haciendo imposible un cre­cimiento del PIB cercano o igual a su potencial. Bajo cre­cimiento, alta devaluación y alta inflación es un escena­rio para el cual hay que te­ner diseñado un plan de polí­tica económica contingente. Aunque no genere nuevos financiamientos según lo esperado en plena reacti­vación, la expansión mone­taria generó una tasa de in­terés promedio por debajo de la nueva Tasa de Inte­rés Neutral, lo que produ­cirá expectativas devalua­torias e inflacionarias, las que se mantendrían mien­tras dure el ya citado cho­que externo negativo, y mientras no se produzca la recuperación del sector turismo. Sin cambio en la política monetaria expan­siva, y mientras dure el choque negativo externo, la única atenuación de es­te escenario negativo es el lanzamiento de una Gran Reforma, que asegure la plena reactivación, la re­cuperación del nivel em­pleo pre pandémico, y la estabilización del coefi­ciente de deuda pública.

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