Es mala señal luchas en PRM
Las demandas de empleos en el gobierno crecen. Hay presiones que podrían ser también incentivadas por la oposición para calentarle el agua a la actual administración, por lo menos así lo señala José Ignacio Paliza, presidente del PRM.
En recientes declaraciones reveló que diariamente se reúne con dirigentes de su partido buscándoles acomodo y que no descansará hasta que la militancia y dirigencia pueda propiciar y participar en el cambio que están implementado.
Esto muestra que ciertamente hay presiones desde la militancia. Y es cosa muy natural en un país donde hay falta de empleos y mucha gente incursiona en la política buscando mejoría a través del triunfo de su partido.
Pero esas presiones, cuando se encarnan y se difunden por las redes como manifestaciones públicas, se convierten en factores de intranquilidad. Los quejosos acusan a miembros del gobierno de impedirles el acceso al empleo. Son esas actividades las únicas acciones contrarias al gobierno.
Hasta el momento las fricciones intra perremeístas son la nota discordante en el actual gobierno. Luis Abinader es el árbitro en esas diferencias descuidando su atención de gestor presidencial a mediador. El presidente de la República es la muralla que impide que las diferencias no lleguen a ser antagonismos.
Abinader con su nuevo código de vestuario presidencial, se proyecta como un presidente fácil, manso y cordial, pero ha trazado su línea de que nadie está por encima de la ley. Fue una especie de manotazo sobre la mesa en ocasión de un exabrupto de un general que dejó las cosas claras, de manera que los reclamadores de empleos deben mantener sus reclamos por la vía interna.
En cuanto a las divergencias sobre temas políticos hay una aparente desconexión entre la dirección política del PRM, su línea programática y los congresistas. También aflora la lucha de egos.
En el pasado de ese litoral político han sido los enfrentamientos internos la razón de pérdida del poder. Eso lo sabemos todos, ¿para qué repetirlo?