Haití, elecciones y reforma

El presidente Jo­venel Moise (2017-2022) anunció elec­ciones presi­denciales y parlamentarias este año. El 19 de septiem­bre se celebrará la primera vuelta, y el 21 de noviem­bre, la segunda. Previo a es­to, Moise dijo que el 25 de abril próximo se convocará un referéndum popular pa­ra reemplazar la Constitu­ción de 1987. Los certáme­nes son responsabilidad del Consejo Electoral Provisio­nal. Hace un año que el Par­lamento haitiano cesó de funcionar. Washington y la comunidad internacional han instado a celebrar elec­ciones libres para salir de la explosiva crisis política, eco­nómica y social que atravie­sa Haití. En una declaración de nuevo año, Moise reafir­mó su convicción de cum­plir el candelario electoral y acusó a la “oligarquía co­rrupta” (entiéndase Pétion­ville) de querer apoderar­se del país y boicotear las reformas constitucionales. La administración Moise que termina el 7 de febre­ro de 2022, ha sido censu­rada por sectores oposicio­nistas de cometer actos de corrupción con fondos de Petrocaribe y beneficiase de sí mismo. Petrocaribe, fue una iniciativa del pre­sidente venezolano, Hugo Chávez (1954-2013) en el 2005, para suministrar pe­tróleo a naciones caribeñas bajo condiciones preferen­ciales. Moise ha negado la imputación de la oposición. Desde julio 2018, en Puer­to Príncipe y otras zonas del país, se han escenificado violentos y sangrientos dis­turbios (según, la ONU los enfrentamientos ascienden a 133 muertos) pidiendo la destitución del mandatario de la jefatura del Gobier­no. La oposición aspira ins­talar un triunvirato Ad-hoc por tres años, sin Moise. Las manifestaciones antiguber­namentales se han opuesto al aumento de la gasolina y el alto costo de los alimen­tos. En 2019 la denomina­da Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH) culpó a Jovenel de robarle, “los logros de­mocráticos al pueblo hai­tiano y de violación de sus derechos civiles.” Opinión: Es improbable que Moi­se renuncie antes de febre­ro 2022. Estados Unidos no lo permitiría, ni tampo­co se daría el lujo de desta­par una caja de Pandora de previsiones inciertas en una zona de confluencia de los intereses de seguridad re­gional que Washington vigi­la celosamente.