SONDEO
Los códigos del cuartel
Aunque aprendiendo a gobernar sobre la marcha, el PRM y su equipo en el poder tienen que actuar con sumo cuidado y con pie de plomo, primero, para no defraudar a los electores que se entusiasmaron con la oferta del “cambio”, segundo, para evitar que su ejercicio resulte “más de lo mismo” y, tercero, para que se libren de un desgaste que lo hagan parecer muy temprano como un gobierno viejo. Cierto que, hasta ahora, el presidente Abinader luce con ojo avizor y con mocha afilada para chapear a quien se equivoque y se pierda en lo claro en el desempeño de la función pública encomendada, pero los inquilinos del poder deben saber que, así como hay un pueblo observando y a la espera de que, de verdad, haya un giro y que las cosas se hagan por el libro, igualmente hay una oposición al acecho para criticar y capitalizar políticamente cualquier pifia en el litoral oficial. Y ojo, aun cuando todavía es muy prematuro para evaluar y atacar al PRM y a su gobierno , ya hay alguna gente – por cierto, de parcelas políticas descalificadas, como un PLD con mucha tela por donde cortar y con cuentas por aclarar – que comienza a sacar la cabeza y dejar caer algunas críticas (¿), por ejemplo con el tema del endeudamiento, el aumento del precio de los carburantes y el manejo oficial de la pandemia, que el PRM criticó cuando estaba en la oposición, pero que desde el gobierno se ha visto obligado seguir agarrado a esa especie de “clavo caliente”. El presidente Luis Abinader- creo que el mejor relacionista de su propio gobierno - no debe pensar solo, verlo y resolverlo todo él, sino que debería – si no lo tiene ya – disponer de un equipo de “cerebros grises”, que hagan ese trabajo y adviertan al jefe del Estado de eventuales piedras o bultos en el camino, desde antes de llegar a la curva y de que se puedan tener consecuencias. Por ejemplo, un presidente nuevo en su ejercicio tiene que ser edificado a tiempo sobre el manejo de los códigos propios del cuartel y del trato con otros sectores fácticos o sensibles, algunos con raíces muy profundas en la sociedad, como la iglesia católica y la evangélica, a fin de evitar roces, disgustos o traspiés innecesarios. Como en todas las épocas aparecen funcionarios expertos en ganarle enemigos y malquerencias gratuitas a su gobierno, afectando la imagen, es recomendable curarse en salud y dejarse asistir de gente con el talento y la visión suficientes para advertir -y evitar - el peligro, los errores o los posibles tropiezos en el camino o en el ejercicio del poder. No es malo, pero mejor que enmendar errores, es evitarlos y no cometerlos.