PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA
Meterse debajo del presente para comprenderlo
La historia nos acerca a interpretaciones de la realidad más fundamentadas, porque ella nos sitúa en medio de factores velados por la efímera actualidad. Para mostrar la validez de la historia como disciplina, hemos recorrido algunos aspectos de las revoluciones inglesas, me propongo realizar lo mismo con la llamada revolución americana.
De entrada, llamémosla “la revolución de las trece colonias inglesas de la América del Norte”. Dejo para otro día argumentar por qué creo que fue toda una revolución y no una simple guerra de independencia para que todo siguiera igual. No la llamo americana, para que se vea que estaban construyendo su nación mientras se independizaban y todavía siguieron penosamente después. Lo fascinante y aleccionador es que aquellas trece colonias con intereses económicos, territoriales y religiosos enfrentados, ¡lograran ponerse de acuerdo para formar un país! Las colonias americanas norteñas ya se interesaban en las máquinas fabricadas en Inglaterra, país que condenaba a muerte a todo el que robase alguna máquina para trasladarla a las colonias. Las colonias del Sur dependían de la esclavitud y de la infame trata, comercio próspero y respetable internacionalmente.
Las buenas relaciones entre Francia e Inglaterra desde inicios del siglo XX, motivadas por la amenaza del creciente Imperio Alemán, esconden sus guerras de los siglos XVII y XVIII y sus prejuicios, basten dos ejemplos.
“Un diplomático francés del siglo XVII explicaba que, la niebla, la carne de vaca y la cerveza predisponían a los ingleses a la ira y al suicidio, mientras que la Reina Victoria, [que reinó desde 1831 al 1901], pensaba que los franceses eran -caprichosos, corruptos, tan engreídos y tontos que no cabe esperar que estén gobernados con sensatez...Me temo que son incurables como nación, aunque encantadores como individuos--”. Citado por Francis Ghilès, en su recensión de varias obras recientes sobre las relaciones anglo-francesas, “La pareja infernal de Europa: británicos y franceses frente al liderazgo” en Política Exterior, Vol. 20, No. 113 (Sep. - Oct., 2006), pp. 167-173. Actualmente, Inglaterra es la gran aliada de los Estados Unidos, pero la historia nos despierta con ligeras cachetadas en la cara: los ingleses quemaron el capitolio de Washington en 1814 y la estatua de la libertad conmemoró la amistad franco- americana. Ahora entendamos algunas particularidades de estas colonias inglesas.
El autor es Profesor Asociado de la PUCMM, mmaza@pucmm.edu