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PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

Meterse debajo del presente para comprenderlo

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Manuel Pablo Maza Miquel, S.J.Santo Domingo

La historia nos acerca a inter­pretaciones de la realidad más fundamentadas, porque ella nos sitúa en medio de factores velados por la efí­mera actualidad. Para mostrar la validez de la historia como disciplina, hemos recorrido al­gunos aspectos de las revolu­ciones inglesas, me propongo realizar lo mismo con la llama­da revolución americana.

De entrada, llamémosla “la revolución de las trece co­lonias inglesas de la Améri­ca del Norte”. Dejo para otro día argumentar por qué creo que fue toda una revolución y no una simple guerra de in­dependencia para que to­do siguiera igual. No la llamo americana, para que se vea que estaban construyendo su nación mientras se indepen­dizaban y todavía siguieron penosamente después. Lo fas­cinante y aleccionador es que aquellas trece colonias con in­tereses económicos, territo­riales y religiosos enfrentados, ¡lograran ponerse de acuerdo para formar un país! Las colo­nias americanas norteñas ya se interesaban en las máqui­nas fabricadas en Inglaterra, país que condenaba a muer­te a todo el que robase alguna máquina para trasladarla a las colonias. Las colonias del Sur dependían de la esclavitud y de la infame trata, comercio próspero y respetable interna­cionalmente.

Las buenas relaciones en­tre Francia e Inglaterra desde inicios del siglo XX, motivadas por la amenaza del crecien­te Imperio Alemán, esconden sus guerras de los siglos XVII y XVIII y sus prejuicios, basten dos ejemplos.

“Un diplomático francés del siglo XVII explicaba que, la niebla, la carne de vaca y la cerveza predisponían a los ingleses a la ira y al suicidio, mientras que la Reina Victo­ria, [que reinó desde 1831 al 1901], pensaba que los fran­ceses eran -caprichosos, co­rruptos, tan engreídos y tontos que no cabe esperar que estén gobernados con sensatez...Me temo que son incurables co­mo nación, aunque encanta­dores como individuos--”. Ci­tado por Francis Ghilès, en su recensión de varias obras re­cientes sobre las relaciones anglo-francesas, “La pareja in­fernal de Europa: británicos y franceses frente al liderazgo” en Política Exterior, Vol. 20, No. 113 (Sep. - Oct., 2006), pp. 167-173. Actualmente, In­glaterra es la gran aliada de los Estados Unidos, pero la histo­ria nos despierta con ligeras cachetadas en la cara: los in­gleses quemaron el capitolio de Washington en 1814 y la estatua de la libertad conme­moró la amistad franco- ame­ricana. Ahora entendamos algunas particularidades de estas colonias inglesas.

El autor es Profesor Asocia­do de la PUCMM, mmaza@pucmm.edu

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