OYE PAÍS

60 años después

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Ruddy L. GonzálezSanto Domingo

El nefasto, horrible, abominable asesinato de las hermanas Mira­bal y su conductor hace 60 años, no fue el vano. Precipitó en ma­yo de 1961, la caída de la sangui­naria dictadura de Trujillo y ha alentado a lo largo de estas seis décadas la virtud del sacrifi­cio por la patria y las luchas por la no violencia contra la mujer.

Sesenta años después de aquella brutal vio­lencia contra la mujer, en República Domini­cana, por toda América y el mundo, resuenan las denuncias de abusos, maltratos, asesina­tos de mujeres. Organizaciones de defensa de mujeres agredidas, grupos feministas, medios de comunicación consignan a diario situacio­nes de violencia provocadas generalmente por parejas, ex parejas, ‘machos’ que consideran a ‘sus’ mujeres como objeto de su propiedad, en­grosando una estadística lamentable exhibida como propaganda y sobre las cuales las auto­ridades reaccionan con más promesas que ac­ciones que reviertan la realidad.

Hoy, 25 de noviembre –declarado en 1999 por la ONU como ‘Día Internacional de la no violencia contra la mujer’-, son múltiples las declaraciones plagadas de intenciones, espe­cialmente de políticos que aprovechan la fecha para hacerse los simpáticos.

El sacrificio de Patria, Minerva y María Te­resa, ‘las mariposas’, no fue en vano. Tanto así que su brutal asesinato -aunque por razo­nes políticas- se ha convertido en un símbolo de lo aberrante de agredir a una mujer, no por su condición de sexo, sino por su condición de ser humano, de un ser de amor, que da la vida desde su propio vientre.

Loor a las hermanas Mirabal, a las ‘ma­riposas’.

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