EL BULEVAR DE LA VIDA
Biden en América y Ligia en el CONEP
Herido de muerte el sueño americano, el Big Brother gringo -recién llegado al tercer mundo- corre confundido hacia una pesadilla de autoritarismo y de mucha desconfianza hacia la democracia, con un aumento de los niveles de discriminación y racismo de una magnitud, que ha regresado a ese país a las luchas civiles de los años sesentas.
Claro que Mr. Biden ganó y es ya el presidente electo, pero la fiebre no está en las sábanas y menos en el termómetro.
Donald Trump fue tan solo una expresión vulgar y mediocre de la indignación de ciudadanos locales, derrotados por el triunfo de lo global; y todo por culpa de unas élites irresponsables, de un establishment que no entendió el precio de vencer, y no tomó los correctivos de lugar para que el pago no fuera demasiado alto, como el que acaba de pagar el PLD.
Hasta ayer, Estados Unidos fue para muchos países el modelo a seguir, por la calidad de su democracia y la fortaleza de sus instituciones.
Hoy, la patria de Lincoln, no puede aspirar a ser grande otra vez...porque lo sigue siguiendo, pero deberá esforzarse para volver a ser para sí mismo y para el mundo, la democracia ejemplar que fue.
Y, así, mientras en Estados Unidos los expertos pronostican el pasado, y el mundo se pregunta, cómo pudo un señor con las características morales de Trump, rozar el borde de la destrucción de la potencia mundial que venció a Hitler, uno recorre su isla pasada por agua lluvia (y salvo el oasis de unos ojos imposibles con vocación de luna) no encuentra razón para el optimismo.
La división de la sociedad dominicana es de tal magnitud, que ya ni siquiera los príncipes del capital se ponen de acuerdo para elegir al presidente de su sindicato, el CONEP.
Por suerte, Ligia Bonetti ha demostrado poseer liderazgo, inteligencia, moderación y sentido de país, para ser la primera presidente de la institución, y sintonizarla con los tiempos de participación y avance de la mujer en todo el mundo; además, el actual presidente, Pedro Brache, aspira a un tercer mandato, y gracias a Leonel Fernández y sus ingenieros constitucionalistas de 2011 y a Danilo Medina y sus constitucionalistas empresarios de 2025 y 2019, sabemos los dominicanos que si segundas partes no son tan buenas, las terceras partes son siempre funestas. ¡Zafa!