ORLANDO DICE...
Como la candelita
Apenas asoma, y sutil como prudente, pero con el mayor sigilo y acompañado del coronel disimulo, se inicia una campañita que busca posicionar a Danilo Medina y Leonel Fernández como polos de confrontación.
En los 8 años anteriores, y más en los últimos 4, el invento funcionó hasta que llegó el momento de la verdad, y el cambio se impuso.
A través de esos tortuosos caminos se llegó a la alternancia, una de las reglas de oro de la democracia, y se inicia una era que del PRM y su gestión de gobierno dependerán que sea larga o corta.
¿ Qué es lo que deberán probar ahora ? La excelencia de sus liderazgos. Uno armador con un fracaso fresco y el otro un disertante con público disminuido.
Fernández explica como nadie el desajuste del PLD que lo llevó a perder las pasadas elecciones y a la salida del poder.
Pero hasta ahora no hace lo mismo con su fallida participación en los comicios. Sus seguidores celebraron como propio el triunfo Luis Abinader y del PRM y revés de lo que ahora llaman “ el viejo partido ” y su candidato Gonzalo Castillo.
Aun cuando ese no fue el propósito de principio, pues de serlo hubiera apoyado abiertamente la boleta del cambio. Cierto que hubo acuerdos, pero sin pies ni cabezas, y de ahí algunas desorientaciones.
Fernández perdió el invicto y se cayó el mito, y tuvo que bajarse de la nube de sus muchos delirios. Los millones de firmas, por ejemplo. La estampida de los peledeístas, por demás. El PLD y la FP se afanan en sendos congresos, de los cuales uno debe renacer y otro nacer, pero ni el éxito ni el fracaso garantizan nada. Igual que sí, igual que no.
En un país donde volver, volver se cantó antes de que fuera compuesto como ranchera, no puede negarse ninguna posibilidad. El agua corre y la sed es permanente.
Que nadie diga de esa agua no beberé, pero si atender al Cristo que se clona, pues uno será de plata y el otro de palo.