PUNTO DE MIRA

Desangrar partidos atrae buitressiones

La anunciada propuesta del presidente de Luis Abinader para que supri­man fondos a los partidos políticos no parece una jus­ta medida.

Dejar sin recursos al so­porte de la democracia de­bilita las intenciones de enderezar el rumbo del es­tado dominicano llevado al abismo por la corrup­ción del gobierno danilis­ta. Esta propuesta parece­ría simplona: si el PLD fue causante de este desastre hay que hacerlo desapare­cer.

Pero no es tan sencillo. El partido danilista tiene recursos propios y los que fueron robados que usarán para defenderse como ga­tos boca arriba, de manera que restarse unos millones no los amilana. Además, la intención parece discri­minatoria porque el PLD, aunque culpable del daño a la nación, no es el úni­co partido del país y algo aún más delicado, el par­tido que promueve la pro­puesta, el PRM está en el gobierno.

El PRM puede darse el lujo de quedarse sin dine­ro porque tiene las vías ofi­ciales para estar presente en la vida de los votantes.

En algunas personas hay una tendencia de cul­par a los políticos de to­dos los males. Es injusto. Hay profesionales malos en todas las áreas pero no se puede condenar a to­dos por unos. La corrup­ción, que siempre está al asecho, cabalga en caballo privado.

Son empresarios los que se asocian a políticos co­rruptos. Una muestra es Odebrecht, una empre­sa de calificada que hace obras de calidad que, sin embargo, para aumentar sus utilidades recurre al soborno.

Con dinero sucio com­pra prostitutas.

Pero no eso hay que cul­par a todos los empresa­rios de fomentar la corrup­ción.

Desangrar los partidos atrae los buitres embo­zados, narcotraficantes y empresarios sin escrúpu­los que buscan financiar las actividades políticas para engramparse en el poder.

Si aprueban tal iniciati­va veremos a muchos de­lincuentes encubiertos co­mo candidatos electorales o funcionarios de partidos.

Es cierto que los parti­dos no deben estar al mar­gen de a ley. Los fondos que reciben deben trans­parentarse para evitar que sean pozos de malas artes, pero no cura el robo cortar las manos del ladrón.

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