ORLANDO DICE
El fracaso no flota
El fracaso de la convocatoria no flota porque tiene la asta rota. Además, era previsible. La Plaza de la Bandera tiene su fama y no la va a arriesgar por lo que se le ocurra a cualquier Carlos de los Palotes.
¿Cómo plantar una protesta masiva y pública a un gobierno que no tiene dos meses, o tomar como propia una consigna ajena para proclamar Se Van, si le restan cuarentiseis?
Una locura en tiempo de pandemia.
Una cosa sería la parada en el emblemático lugar y otra la reacción – airada o moderada – de la gente o de la consabida clase media. Una extemporánea, otra legítima.
La segunda se mantiene y pondrá a prueba la imaginación y creatividad de los estrategas del gobierno, porque el dinero falta, pero el contribuyente vive en inopia.
La carencia o insolvencia de la administración podría resolverse en el Congreso Nacional, si se quisiera. No este, que es nuevo, pero con solo acudir a la memoria se consideraría situaciones del pasado.
Cuantas veces el Ejecutivo necesitó algo, y lo necesitó de verdad, las cámaras acudieron en su auxilio. El Legislativo es una mata de coco y solo habría que encontrar por donde le entra el agua.
La negociación se impone, y extrañamente la primera con los senadores y diputados oficialistas que dan la cara por la población, olvidando que ya la campaña pasó y ahora toca gobernar. El Congreso es independiente del Ejecutivo, pero no puede decirse lo mismo de sus miembros en relación con su partido.
Si el PRM le da la espalda al régimen ¿ qué cimientos podrían servirle de sustento ? Antes de tocar las puertas de la oposición debe ganarse la voluntad arisca de sus compromisarios. Para cantar con fuerza, Alberto Beltrán, no Eilyn, aunque lleve el apellido Beltrán, y ni pensarse que Faride Raful puede ser la Alexandria Ocasio-Cortez del PRM.
No hay que halar las orejas a nadie, pero si llamar a capitulo. Si la tribu no congrega, que no se espere piedad de parte de la caballería.