FUNDACIÓN SALESIANA DON BOSCO
La taza de mi abuela
Se trataba de una jícara de coco que para todo era útil. Por la mañana al levantarse, desempeñaba su papel como utensilio para lavarse las manos, la cara, cepillarse los dientes y demás usos de higiene personal. Al medio día, servía de taza medidora para preparar la comida. De noche, era el mejor envase para darse su traguito de Brugal Añejo de vez en cuando.
Pero lo peculiar de la jícara de la abuela era que tenía uso comunitario. Las vecinas compartían sin ningún tipo de asco el contenido de la misma y lo pasaban de boca en boca con toda la tranquilidad del mundo. Sobre todo, cuando se trataba del delicioso café que la abuela colaba y compartía a cualquier hora, porque eso sí, colaba un cafecito que daba gusto.
Un día, lamentablemente uno de los dientes de nuestra abuela empezó a desprenderse y le tocó a Juanita, nuestra protagonista, englutirse el diente calloso que nunca había visitado un dentista, pero por desgracia se le atrabancó. No quisieran ustedes saber el reperpero que se armó para hacer que ese cuerpo extraño descendiera a lo más profundo del estómago. La única solución fue agarrar la jícara, llenarla de agua hasta el tope y empezar a echarle agua por la boca hasta eliminar del camino el extraño intruso que finalmente cedió. La abuela terminó recogiendo en una terina el sudor que le corrió por todo el cuerpo.
Los tiempos han cambiado y el agua ya no se recoge en jícara. La industria del vidrio, del plástico y tantos otros artefactos han suplantado a la jícara de coco, que si bien queda como recuerdo del pasado, todavía en caso de aprieto puede dar un uso múltiple hasta resolver casos incluso de necesidades básicas que solo se ven en campo abierto.
La nueva tecnología ha traído métodos modernos para resolver casos como el de la abuela, siempre preparada a no abandonar totalmente las costumbres del pasado que traen lecciones y enseñanzas útiles, ya que estos avances muchas veces nos hacen olvidar que mientras más cerca de la naturaleza estamos, también estamos más cerca de la creación y del Creador que es nuestro más importante fin.