Opinión

El Informe Oppenheimer

COVID-19 impactará el sistema educativo de AL

ANDRES OPPENHEIMERMiami, Florida

Cuando me preguntan si América la­tina saldrá pronto de su actual crisis económi­ca, suelo responder que el daño económico causa­do por la pandemia del co­ronavirus probablemente sera relativamente corto, pero el daño educativo po­dría durar décadas.

A corto plazo, es proba­ble que las economías lati­noamericanas comiencen a recuperarse pronto. Las economías de la región caerán un 9.4 por cien­to este año, más que casi cualquier otra región del mundo, pero crecerán un 3.7 por ciento el próximo año, según el Fondo Mo­netario Internacional.

Entonces, para la ma­yoría de los países de la región, esta debería ser una crisis económica más breve que la depresión de 1930, que duró diez años. Parte de la recuperación de América Latina se de­berá a un fuerte repunte económico esperado en 2021 en China, el mayor comprador de materias primas Sudamérica.

Pero el daño causado por la pandemia de CO­VID-19 a los sistemas edu­cativos de de la región po­dría extenderse durante muchos años.

Millones de niños lati­noamericanos han perdi­do seis meses de escuela, muchas veces porque care­cen de laptops o de buenas conexiones a Internet para estudiar remotamente. En Bolivia, el gobierno cance­ló las clases durante todo el año escolar, y los maestros se preguntan cuántos ni­ños volverán a clase una vez que reabran las escuelas.

Todo esto amenaza con deteriorar los niveles edu­cativos, porque la mayoría de los expertos coinciden en que es muy difícil que los ni­ños recuperen el tiempo es­colar perdido.

Varios estudios han de­mostrado que cuando los ni­ños se toman vacaciones de tres meses, no solo dejan de aprender cosas nuevas, si­no que también se olvidan de mucho de lo que habían aprendido. Si no van a la es­cuela durante seis meses o un año entero, el daño podría ser mucho mayor.

Un nuevo ranking de las mejores universidades del mundo del Times Hig­her Education Supplement (THE), con sede en Lon­dres, muestra que las uni­versidades latinoamerica­nas ya estaban rezagadas con respecto a las de otras regiones del mundo antes de la pandemia.

El THE World Universi­ty Rankings 2021 muestra que no hay una sola uni­versidad latinoamericana entre las 200 mejores del mundo.

La mejor calificada de la región, la Universidad de Sao Paulo, Brasil, ocupa el puesto 240, y la mayoría de las otras universidades lati­noamericanas están mucho más abajo. Y es probable que caigan aún mas abajo en el ranking después de la pandemia.

“Las universidades lati­noamericanas no han te­nido un desempeño muy bueno debido a la falta de inversión, la falta de cola­boración internacional y la inestabilidad política”, me dijo Ellie Bothwell, la direc­tora del ranking. “Estos de­safíos se verán agravados después de la pandemia”.

Cuando le pregunté qué deberían hacer los países la­tinoamericanos para evitar un mayor colapso educati­vo, Bothwell me dijo que los gobiernos deberían resistir la tentación de recortar sub­sidios a las universidades, y que las instituciones de edu­cación superior deberían aprovechar nuevas opor­tunidades que han surgido desde el inicio de la pande­mia.

“Este podría ser un gran momento para que las uni­versidades latinoamericanas se asocien con instituciones de otras partes del mundo, uniendo sus recursos”, me di­jo Bothwell. “Es un buen mo­mento para buscar nuevas oportunidades en términos de títulos conjuntos, progra­mas de investigación conjun­tos e intercambios estudianti­les virtuales”.

Bothwell me citó el caso de la Asociación de Univer­sidades de la Cuenca del Pa­cífico (APRU), una red de 55 universidades en Asia, Aus­tralia y América Latina que comenzó a organizar clases internacionales e intercam­bios estudiantiles virtuales después del brote de CO­VID-19.

El programa virtual de in­tercambio de estudiantes de la APRU, encabezado por la Universidad China de Hong Kong, permite a los estudian­tes de las universidades par­ticipantes tomar cursos aca­démicos y obtener títulos conjuntos “sin la necesidad de salir de casa”, dice el sitio web de la organización.

Mi conclusión es que, a menos que los países latinoa­mericanos comiencen a to­mar medidas proactivas pa­ra evitar que la crisis actual produzca una debacle educa­tiva a largo plazo, será cada vez más difícil para la región competir con Asia y otras partes del mundo emergente en la nueva economía global basada en el conocimiento.

Hay que prestarle aten­ción a la crisis educativa provocada por la pande­mia, porque podría tener un impacto gravísimo a largo plazo.

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