Víctor de Peña

El fallecimiento del ingeniero Víctor de Pena me obliga en primer lugar a ex­presar mi profunda solidaridad en el duelo a su compañera, periodista Mi­guelina Crespo, y a los tres hijos de la pareja. Pero cualquiera preguntará ¿por qué? afir­mo que quedan pocos como Víctor. Reitero la cer­teza de lo dicho. Es que se han disparado los te­mas, la involución social y de criterios.

En mi entorno, pocos coincidimos en temas nodales. Al contrario, Víctor y yo compartíamos criterios similares sobre los asuntos trascenden­tales. Sin embargo se explica y aplica otro enfo­que: Son cuantiosos los casos en que las mayorías apuntamos en la misma dirección. Por ejemplo Víctor y quien escribe éramos dos de millones de dominicanos empachados del PLD. Ambos com­partíamos las multitudinarias ganas de echarlo del Palacio. Reitero que pese a que mi amigo fa­llecido era un íntegro integrante de nuestras gran­des mayorías, lo cierto es que como Víctor de Pe­ña quedan pocos en este país