Irrespeto al voto
El liderazgo de un político, nacional o local, se valora por el apoyo logrado en los procesos electorales. Una persona que aspira a presidente, senador, diputado, alcalde o regidor se esfuerza por hacer que sus “simpatizantes” voten a su favor.
Por eso considero un irrespeto que tras meses de recorrer calles, callejones, residencias buscando el apoyo de sus conciudadanos, un dirigente político MENOSPRECIE ese voto y abandone el cargo para el que fue electo, para ir en busca de una posición señalada por decreto. Yo me sentiría ENGAÑADO si un aspirante pide mi voto, logra su elección y días o meses después, decide irse como ministro, embajador o director de una dependencia, abandonando la diputación, senaduría o alcaldía para la que fue electo. La legislación electoral debe poner fin a ese despropósito. Debería contemplarse que si a alguien lo eligen para ocupar por cuatro años una posición, no debería abandonar el puesto para ocupar otro cargo en el gobierno. De hacerlo, someter esa posición a nuevas elecciones en su jurisdicción para que sea la población que escoja a quien lo sustituya. Eso se ha repetido en varias ocasiones. Se va haciendo una costumbre en partidos y gobiernos diferentes. En este mismo periodo, al menos tres legisladores decidieron IRRESPETAR a sus votantes e irse en busca de un decreto. Ignoraron a los miles de ciudadanos que lo apoyaron hace menos de dos meses. El pecado no fuera tan malo si se consultase nuevamente a los votantes de los lugares donde esos ciudadanos fueron electos y se les permitiera escoger al sustituto. Pero la ley no es tan estricta y veremos en esas posiciones a alguien que, posiblemente, ni lo quieren, ni lo conocen en ese pueblo. Uno que llegará a diputado por amiguismo, favoritismo o heredera el voto depositado por alguien distinto. Tiene que llegar el momento en donde el voto del ciudadano sea verdaderamente respetado. Que no se transfiera caprichosamente de un lado a otro.