COLABORACIÓN
El oro al rescate
Desde los tiempos coloniales, La Hispaniola ha estado hipnotizada con la búsqueda de ese metal precioso, representación de poder y riqueza, y hoy día no nos escapamos a esto. Desde 2009 ostentamos la operación de la 8va mina de oro mas grande del mundo y con sus últimas inversiones se espera siga operando a pleno nivel hasta el 2030, cuando menos. En los últimos 7 años casi el 30% de nuestras exportaciones provienen de esta explotación llamada Pueblo Viejo en Sanchez Ramírez, cerca de Arroyo Mejita. Para bien, puesto comparado con la explotación minera bajo la otrora “Rosario” entre 1975 y 1999, ha sido un gran repunte; para mal, puesto representa el 20% del total de inversión extranjera directa en la última década dominicana y tanta dependencia de una sola fuente requiere de manejo primoroso.
Este 24 de agosto pasado el Ministerio de Hacienda presentó un anteproyecto de modificación presupuestaria basado en la necesidad imperante de recursos para combatir el COVID-19, mantener las asistencias sociales expandidas en el último trimestre y gastos mayores para programar el inicio del año escolar.
Un incremento en Fuentes Financieras por RD$202,020.9 millones, notando que este sería el segundo “presupuesto complementario” del año 2020.
A mayo 2020 la operadora de la mina anterior, Barrick Pueblo Viejo, pagó RD$9,870 millones entre impuesto a las utilidades netas, anticipos de impuesto sobre la renta, liquidación del ejercicio fiscal 2019 y regalías de oro y plata.
Ante la descomunal incertidumbre que la pandemia global causa, el oro como “commodity”, vuelve a ser refugio de todo tipo de inversionista; no sigue ciclos económicos y provee cobertura al riesgo inherente de la inversión.
En estos tiempos de un dólar debilitado, el precio “spot” de la onza de oro ha pasado de US$1,471.4 a US$2,067.2, un crecimiento en 6 meses de 40.5%, valores no vistos desde 2011.
Lo anterior, en buena medida, ha permitido que las acciones de bolsa de Barrick (bajo el símbolo de GOLD) crecieran un 54.7% en lo que va de año, por encima de la industria metalúrgica (crecimiento de 14.4%) y el oro como subindustria (28.8%).
La empresa está en mejor salud financiera que sus pares, ha reportado ingresos positivamente y paga dividendos regularmente.
Si recordamos que en septiembre 2013 se enmendaba el contrato de arrendamiento minero que tiene dicha empresa con el Estado dominicano, aunque fue un proceso tedioso y que involucró adelantar en 6 años la participación del Estado en las utilidades netas, podríamos conceptualizar algo similar ya que actualmente el costo total unitario de producción de la onza de oro para dicha empresa es de US$900 por onza, en promedio.
Todo precio del oro por encima de esta métrica debe llenarnos de júbilo a todos los dominicanos. Más allá de la formula usual de emitir más deuda y dejar el “problema” al próximo gobierno, podemos identificar esta nueva fuente de ingresos y, si se ejecuta respetando el derecho de este inversionista, no acarrearía consecuencias negativas para nuestros flujos de inversiones.
Solo basta recordar que posterior a la pasada enmienda de 2013, las acciones de Barrick solo se redujeron 3.3%, y de ese septiembre 2013 a la fecha, ha crecido un 47.9% al día de hoy.