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EN LA RUTA

No con esa

Como debe ser, incluso sin necesi­dad de tener que pedirlo, algu­nas de las nuevas autoridades han solicitado que sus depen­dencias sean auditadas por la Cámara de Cuentas (CC). Reclaman -con ra­zón- un arqueo de lo encontrado, así como un peritaje de todo lo acontecido en términos administrativos de esas instituciones .Sin em­bargo, el estudio debe hacerse con otra CC.

Deligne Ascención, ministro de Obras Públi­cas, Carlos Bonilla, director del Instituto Nacio­nal de la Vivienda y encargado del proceso de liquidación de la Oficina de Ingenieros Supervi­sores de Obras del Estado, así como Adolfo Pé­rez, director del Programa de Medicamentos Esenciales, han externado la solicitud.

Según la Ley 10-04, La CC es el órgano supe­rior del sistema nacional de control y auditoria. Un organismo fiscalizador del patrimonio públi­co, encargado, entre otras cosas, de dar descar­go a los incumbentes luego de su gestión. Fun­ciones claves para poder encaminar acciones tendentes a castigar la corrupción y los malos manejos. Desafortunadamente, y salvo uno que otro expediente, a los que la evidencia y el ru­mor público obligaba a no dar de lado, la labor de la CC ha sido tímida e insuficiente. Entonces, esperar que una auditoría encuentre ahora las cosas que no ha encontrado en 3 años es un en­gañabobos.

Por eso, y aunque es lo procedimental, el pe­dimento de estos funcionarios no resulta nece­sariamente el más prudente ya que pedir un le­vantamiento a la actual CC, designada en 2017 por el poder político (Gobierno y Senado) al que tendrían que investigar, sería, en el más in­dulgente de los casos, algo muy parecido como poner al ratón a cuidar el queso.

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