La inexplicable inacción del Gobierno

El país inicia la semana rompiendo récord de contagio del Covid 19 con más de 2,000 casos en las últimas 24 horas y copada su capacidad hospitalaria, lo que plantea un ominoso horizonte de colapso.

Hay varias preguntas que la sociedad se está haciendo. ¿Cómo llegamos a esta situación? ¿En estos cinco meses de la crisis se tomaron las medidas que había que tomar para evitarla? ¿Se preparó el país para adecuar centros de aislamiento en todas las provincias y aumentar las camas disponibles? ¿Se compraron pruebas para hacerlas masivamente en la población como había que hacer? ¿Se hizo la previsión de comprar ventiladores suficientes para enfrentar un posible rebrote como el que está sucediendo?

Cómo advertí el 18 de mayo pasado cuando el presidente Medina ordenó la reapertura económica a destiempo, bajo la falsa premisa de que la curva del contagio del Covid 19 estaba aplanada, está sucediendo lo mismo que ocurrió en Chile.

Todo eso lo advertimos, lo escribimos y nadie nos escuchó.

Igualmente, el tema de la cuarentena estricta y las pruebas masivas a la población fue nuestro discurso y empeño permanente, tampoco nadie nos escuchó.

Viendo la inacción del Gobierno en sus últimos días del poder de Danilo Medina me llegan muchas ideas de qué puede explicar tanta indiferencia e ineptitud frente a un horizonte tan próximo de colapso.

¿Hay interés de entregar el 16 de agosto un país colapsado desde el punto de vista sanitario con la crisis del Covid 19, que sea algo tan dramático que a nadie se le ocurra hablar de la corrupción y del castigo ejemplar a los funcionarios corruptos?

Cómo abogado que he ejercido el Derecho Penal es una hipótesis que no podemos descartar por siniestra y descabellada que pueda parecer, pero la lógica dificulta identificar las causas de tanta indolencia.

Luce que la autoridad saliente se ha desentendido del grave problema y habrá que esperar el 16 de agosto para que las nuevas autoridades establezcan un cambio de rumbo drástico frente a la pandemia que permita trazar una estrategia nacional clara y enérgica para que el pueblo por fin sepa hacia dónde vamos frente a este crucial tema, porque hasta este momento nadie lo sabe y eso lo único que lleva es a la peligrosa sensación de sálvese quien pueda.

Lo cierto es que nunca es más oscura la noche que cuando va a amanecer. Con profunda fe en Dios esperamos su Misericordia para que nos permita salir con bien de este gravísimo trance por el que pasamos junto a toda la humanidad.