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EL BULEVAR DE LA VIDA

Un acumulo

No fue cosa de popis ni de wawawa, sino del ego co­mo enemigo, de Horacio Vásquez y el mar entran­do, entre otras muchas ra­zones. Veamos:

La salida de Leonel Fernández del PLD fue la primera evidencia de que algo había comenzado a morir en la organización, y cuando algo está muriendo es lógico pen­sar que algo está naciendo... pero ahora sa­bemos que no era LFP sino el gobierno del PRM.

Fuera Fernández del PLD, a ese partido le faltaba todavía padecer la indignación, exigencias y aspiraciones de una clase me­dia que se formó o creció en sus gobiernos (2004-2020), y que en agosto de 2004 no existía porque se había convertido en pobre un año antes.

Cosas de la espiral de las aspiraciones humanas: Cuando mi problema ya no son los ingresos para vivir dignamente, es lógi­co que aumente mi sensibilidad social y mi conciencia ciudadana ante los reales “des­absurdos”, ante la exhibición fantoche de gente que no leyó el folletito de los Círculos de Estudio Peledeístas que habla del presi­dente Lilís; el mismo que aconsejaba escon­der las plumas al robar/matar una gallina porque, como el bulevar que uno escribió el 13 de mayo de 2014, ay, “¡Lo mucho hasta Dios lo ve!”. Y lo vio.

Dividido, con el hijo rebelde en contra, “Entonces llegó Fidel”, y Margarita Cede­ño, que en repetidas ocasiones llegó a su­perar a Danilo Medina y a Fernández en intención de voto, se vio en la terrible disyuntiva de quedarse en su partido de to­da la vida, o seguir al esposo que había re­chazado la oferta de Medina de que fuera ella la candidata presidencial del PLD.

Mientras tanto, en una estrategia que más de uno sigue sin entender, (pues el leal, confiable y bien formado Andrés Na­varro, como el dinosaurio de Augusto Mon­terroso, “todavía estaba allí”)-, Medina im­pulsó la precandidatura de un Gonzalo Castillo que hasta entonces solo había sido el gran promotor de la repostulación presi­dencial, lo que vino a provocar una disimu­lada pero firme huelga de brazos caídos, de parte de cuadros partidarios fundamenta­les en el trabajo electoral del PLD.

Como se dice en nuestros campos, lo del PLD fue un “acumulo”.

A ese partido le llega ahora la oportuni­dad de revisarse para renovarse, o comen­zar a recorrer esa Vía Apia de lenta au­todestrucción que transitaron el PRD y el PRSC durante los últimos años, hasta prác­ticamente desvanecerse en estas eleccio­nes.

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