ORLANDO DICE...
Salve democracia
Las campañas preocupan hasta el día de las votaciones. Las elecciones transcurren y no afectan hasta que se inicia el conteo. Después crisis electoral o mendicidad moral o nobleza política.
El pasado proceso no fue diferente a los anteriores, aun cuando discurría en medio de una pandemia, y si se quiere admirable, pues no hubo que tumbar a nadie del caballo. Cada jinete hizo la cortesía de lugar.
Aunque se trató de una experiencia nueva que habrá que asimilar, pues después de tanto decir o decirse, el triunfo fue tan bonito que se atribuye al país.
Como toda promoción de curso, pasó quien llenó con mayor suficiencia el examen, sin usar chivo y sin que el jurado se descuidara. La presidencia para un solo ganador.
Una campaña en que solo la insolencia desbordó por momento, y que no hubo violencia física, pues no hubo oportunidad de coincidencia de caravanas en cruces de camino, al final se daña con un muerto.
Una vida que se pierde de manera inexplicable y que se carga a diferencias políticas, aunque solo se conozca al fallecido o su militancia. Los causantes desaparecieron como por arte de magia.
Como a la Semana Santa, a la campaña todos los muertos se les pegan. Con un resultado tan del agrado de la gente, posiblemente ni se investigue.
Aunque se dispusieron medidas y hubo que someterse a un protocolo, el votante creó la circunstancia y se toma la experiencia dominicana como referente para que otros países celebren consultas populares sin los temores que provoca el coronavirus.
La distancia entre el primero, el segundo y el tercero candidatos fue amplia, tan amplia como para no dar espacio a la mezquindad. La Junta Central Electoral sigue contando, pero será para fines de registro y asignación de diputados. Para fines de legitimidad, el pronto reconocimiento de los adversarios, elimina las ocasionales expectativas.
Ni angustia ni pereza ni inconsecuencia. La parte mayoritaria del electorado dictó un fallo y a la otra parte no le quedó de otra que aceptarlo.
La democracia no es camino, es puerto de llegada.