CONTANDO LOS HECHOS
¿Salud o economía?
Mi artículo del sábado 28 de marzo trató este mismo tema, haciendo referencia a lo recién dicho por el presidente Donald Trump: “No es posible que la solución a esta enfermedad resulte más cara que la enfermedad misma”. Traduciéndolo a términos locales, indicamos que “no debía salir más cara la sal que el chivo”. La comparación estaba hecha en función del respeto al cuidado de la salud, pero sin dejar de tener en cuenta el daño a la economía que produce una sociedad cerrada, en cuarentena. Ante la realidad de que producir una vacuna eficaz toma de uno a dos años, si se consigue, hay que buscar la manera de convivir con el virus protegiendo al máximo a las personas más vulnerables, a la vez que se equilibra la necesaria apertura del proceso productivo, que permita que las personas generen ingresos para poder cubrir los variados gastos de la vida moderna.
En nuestro caso dominicano, teníamos la expectativa de que el inicio gradual y controlado de la reapertura tendría lugar a partir del lunes 18. Sin embargo, las autoridades han dispuesto una extensión de 15 días adicionales. Sería importante que el gobierno indicara desde ahora que al final de esta extensión, y ya iniciando el mes de junio se entraría en la primera fase de reapertura. Ya hemos pasado la primera fase de 6 a 8 semanas del transcurso de la enfermedad que se había señalado como el minino necesario para sobrepasar ese ciclo del fenómeno. Además, los números indican que ya nos habíamos asentado, solo con algunas excepciones en algo menos de trescientos nuevos afectados diarios, un número controlado de personas en cuidados intensivos y los fallecidos dentro de un solo dígito en su mayoría.
El número de infectados subirá en la medida en que aumente el número de pruebas, por lo que no debemos engañarnos por la simple subida de estos contagiados. Ya sabemos que de 80 a 85 por ciento de esos infectados solo sufre molestias ligeras, y ya están claramente identificadas las personas de alto riesgo que deberán mantener el mayor cuidado, aplicando todas las medidas preventivas, especialmente, la de quedarse en casa. Aprendamos a convivir con este coronavirus y a salir airosos con nuestro comportamiento. Entre tanto, comencemos a resolver el problema de la economía, que no es chiquito.