Notas de cuarentena

La tranquilidad del hogar en el recogimiento obligatorio por la cuarentena, en la soledad de mi estudio, con tiempo ilimitado para leer y escribir, sirven para reflexionar una, dos, diez, mil veces sobre el presente y futuro individual, de la familia, de la comunidad, de la sociedad, del país.

Cuántas voces de afecto, de solidaridad en este trance que nos toca vivir a consecuencia de una pandemia que no creamos, que no buscamos, que nos tocó como a todas las sociedades del mundo y que hoy enfrentamos con las herramientas, con las armas que tenemos, pero con una gran fe de triunfo y una decisión de reponernos, de sobrevivir, de volver a la ‘normalidad’.

Nunca seremos como antes de la pandemia. Las lecciones, las restricciones, los temores nos ha dado muy duro y como no sabemos cuando ni como vamos a ‘dominar’ esta peste, estamos llenos de incertidumbre.

Se preve una crisis muy dura en la economía, que nos obligará a muy severas restricciones y frenará los proyectos y programas que nos ha llevado en los últimos años a un crecimiento y una estabilidad política y social envidiable en nuestro continente. Aun imbuido de optimismo y mucha fe, no puedo ocultar mi tristeza como periodista de tantas luchas, al ver como la desinformación, la mentira, los rumores, la calumnia se han convertido en armas destructivas en manos de perversos y de grupúsculos que se aposentan en las redes sociales para desbarrar, insultar y pretender descalificar a contrarios, en este juego de ruleta rusa: la lucha por el poder.