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PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

El futuro de los medios

La pandemia del Covid-19 es un punto de inflexión de la humanidad y en el futuro nues­tra relación con el entorno so­cial, económico y político será distinta; ni mejor ni peor, dis­tinta. Los desafíos serán otros, y el éxito y la felicidad se medi­rán con otros parámetros.

Es difícil aventurar cómo serán los medios de comuni­cación y el periodismo en el futuro, pero es fácil adver­tir que las tendencias que ya venían marcando pista en la última década se profundi­zarán: innovación tecnoló­gica, calidad en los conteni­dos, consumo de noticias en plataformas no tradiciona­les y fuentes diversas para la sustentabilidad del negocio periodístico. La tendencia más notable y auspiciosa es­tá en el redescubrimiento del mensaje creíble como mar­ca registrada del periodismo. La credibilidad y la confian­za del contenido noticioso se reafirma como sostén prio­ritario de los medios. El fact-checking deja de ser una re­acción de los medios ante el nuevo entorno de las noticias falsas para irse convirtiendo en un nuevo género periodís­tico.

Las encuestas demuestran que las audiencias siguen co­nectándose en las redes socia­les, se divierten, se distraen, so­cializan y asumen causas. Sin embargo, dejan en evidencia que buscan, leen, se informan y confían más en los conteni­dos de los medios tradiciona­les. La marca del medio, su es­tilo, su selección noticiosa, la verificación de los contenidos, sus investigaciones, sus denun­cias y su vocación de “perro guardián” refuerzan y refun­dan el papel tradicional del pe­riodismo y de los medios.

Todo esto no es automáti­co ni a todos los medios les irá bien, pero la tendencia remar­ca que las mejores armas para sobrevivir la tendrán aquellos que apuesten a la calidad de los contenidos. Esto implicará crear contenidos diferenciado­res, más creativos, más apega­dos al periodismo de solucio­nes y colaborativo para poder empoderar más a la gente, co­mo alternativa al periodismo reactivo, de denuncia y de in­vestigación. Más periodismo proactivo que reactivo, y sin activismo. No habrá que equi­vocar con dar a las audiencias lo que ellos quieran, sino que los medios deberán mantener un liderazgo en la agenda pú­blica y seguir hablando sobre lo que incomode. La innova­ción constante será un depar­tamento más junto a los de fact-checking, mercadeo, cir­culación, publicidad o suscrip­ciones. Los grandes medios vienen marcando la pauta, contratando a más ingenie­ros de sistemas y analistas. Los proveedores de servicios tecnológicos deberán seguir abaratando costos y trabajan­do con licencias de productos en constante innovación, más que con paquetes cerrados que terminan obsoletos a los pocos meses.

Quedó en evidencia con esta pandemia que la plata­forma o soporte para difundir noticias ya no es relevante, en especial la de los medios escritos. Se ha acelerado el proceso digital y el consumo de papel es cada vez menor. El uso del móvil es más prác­tico y hasta saludable desde toda perspectiva, además de que los gobiernos están invir­tiendo más en infraestructu­ra de internet. Desde Bolivia a EE.UU., pasando por Chile, Nicaragua o Venezuela, aun­que por causas diferentes, muchos periódicos dejaron de imprimir total o parcial­mente. Y si a esto se suman los costos de producción y la tiranía del horario de impre­sión y distribución, no impri­mir papel se transforma en la gran oportunidad: meno­res gastos de producción, de maquinarias, de distribución y mejores oportunidades pa­ra la impresión comercial y la demanda creciente que se avecina tras la recuperación de la economía.

La sustentabilidad de los me­dios seguirá como el gran de­safío. La calidad no se puede sostener con intenciones. La in­teligencia artificial y la innova­ción serán fundamentales para repatriar a los anunciantes que se han ido a las plataformas di­gitales atraídas por la inversión eficiente de su publicidad. Los medios tendrán que seguir di­versificando sus ingresos más allá de los contenidos noticiosos, organizando eventos, manejan­do la comunicación a otras em­presas y dedicándose al e-com­merce. El periodismo de calidad y diferenciador permitirá solidifi­car el sistema de suscripción di­gital. Los sistemas serán más hí­bridos, habrá alianzas con otros medios para dar más valor de marca, y se ofrecerán conteni­dos gratuitos y otros de pago. Otras formas de ingreso por con­tenido serán buscadas a través de asociaciones que tendrán que reclamar ingresos por de­rechos de autor, como sucede en Europa, y nuevos estilos en el que los Estados tendrán que subsidiar algunos medios por su servicio a la democracia, pe­ro en forma directa, técnica y transparente, no a través del clientelismo utilizado en la re­partición de publicidad oficial.

En definitiva, repito, el fu­turo no será ni mejor ni peor, será distinto. Muchos medios perecerán, otros se combina­rán y concentrarán en menos marcas para sobrevivir. Su fu­turo no solo dependerá de la capacidad de adaptación a la nueva realidad, sino de los recursos que invertirán en in­novación constante y en to­dos los órdenes.

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