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Opinión

POLÍTICA Y CULTURA

¡Cuidado con hacer el papel del Chapulín Colorado!

Prescindo de lo que escribieron sobre el Estado, entre otros, Hegel, Montesquieu, Marx, Engels y Max Weber, las improntas del Estado moderno, y la categorización orgánica de Hegel, quien hizo del Estado una entidad compleja, en la cual, “derecho, contrato y poder” son elementos dinámicos para conformar ese aparato omnipresente. Omito a Adam Smith y Fredrich Hayek y su articulación del concepto de Estado referido al principio de la tradición liberal de la economía, “sociedad, gobierno limitado y competencia”, y apelo a Nicolás Maquiavelo, padre de la ciencia política, para precisar objetivamente algunas de sus ideas y engarzarlas al tiempo presente. Maquiavelo señalaba, que el “Príncipe” o gobernante tiene como misión garantizar la felicidad de sus súbditos, la cual solamente se puede conseguir con un Estado fuerte, y para conseguirlo tendrá que recurrir a la astucia, al engaño y si es necesario a la crueldad. El concepto de “Razón de Estado” en Maquiavelo, alude a las medidas que debe tomar el gobernante para salvaguardar la salud pública estatal. ¿Es el Estado dominicano un Estado fuerte, donde concurren los elementos típicos del Estado pos moderno, en condiciones de encarar exitosamente la actual crisis sanitaria generada por la pandemia del Corona Virus? En primer lugar el Estado dominicano es intrínsecamente débil, no viene de la “Ilustración” no viene del “Siglo de las Luces” ni del “Enciclopedismo”, ni de Voltaire, Diderot, Rousseau, Buffon. El Estado dominicano viene de la canalla anexionista y traidora de Santana, fue a su imagen y semejanza que la Constitución del seis de noviembre de 1844 fue aprobada en San Cristóbal. ¿Cuándo hemos tenido en nuestra historia un Estado fuerte en sus instituciones vitales? ¿En que interregno histórico, el país produjo su revolución moral y social capaz de construir un real estado de derecho? ¿Cuál fue el destino de nuestros padres fundadores? Desde Duarte y Luperón a Caamaño, Peña Gómez y Bosch. Desestimados por la política práctica y ruin de farsantes de todo género

Nunca la construcción del Estado moderno ha respondido a los códigos reales de la institucionalidad y de la creación de conciencia ética de un proyecto nacional. Una pandemia horrible estremece la tierra. Nunca como antes, el débil Estado nacional está obligado a unir a todos los dominicanos en un sólo frente de lucha, contra este mal que nos lacera y amenaza con desintégranos como humanidad.

¿Cabe hablar acaso del Gobierno, como garante único de soluciones y enfrentamientos para superar la epidemia? ¿No requiere el Gobierno de la colaboración y la unidad de la oposición y de todos los sectores en esta hora crucial de supervivencia? ¿Cómo se explica, que el Gobierno haya hecho caso omiso al ofrecimiento de Luis Abinader para colaborar y trabajar en un acuerdo de unidad nacional? “Y ahora, ¿quién podrá defendernos?”, decía el personaje del Chapulín Colorado, sugiriéndose a sí mismo. Ese rol no le corresponde únicamente al débil Estado dominicano, sino a todos, los que como Luis Abinader han ofrecido su mano solidaria.

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