ORLANDO DICE
De chiste a real
Era el chiste del día, la burla de ocasión, y la picardía dependía del gracioso con la situación de la mala convivencia entre parejas. Lo malo no era el encierro en sí, a que obligaba la cuarentena, sino tener que compartir (aguantar ) con la mujer por un período tan largo. Ese soportarse amistoso de que hablaba un autor español recientemente fallecido y que a su juicio no era una circunstancia propia para una canción.
El director de la Policía Nacional da cuenta del acontecer a su cargo y revela que los delitos más comunes se reducen, como el raterismo. Aunque a su decir se incrementan otros como el robo con escalamiento o rotura.
Lo interesante es que también aumenta la violencia de género o dentro de la familia, pues en espacios pequeños lo menos que puede hacer la gente es chocar.
La información es real, comprobada, pues ya se sabe que la Policía no se deja llevar por la percepción, que lo suyo es medible, con estadística.
Gabriel García Márquez escribió de “El amor en tiempo del cólera”, ahora hubiera sido el mal amor, o el desamor, o la desavenencia, en tiempo del coronavirus.
Los que adelantan consecuencias y discurren sobre lo inmediato aprecian que la actual pandemia cambiará la forma de ser de personas y naciones. Ese ánimo insufrible que genera el estado de excepción y que afecta de manera sensible las relaciones de pareja, no será pasajero. Con un tumba y olvida la mayoría – posiblemente -- superará el trance, pero los menos no se curarán tan pronto. La ecuanimidad no abunda y el rencor – se dice -- dura más que el olvido. El episodio puede considerarse un daño colateral, pues la desafección de parejas no es el hecho principal, ni el coronavirus estaba supuesto a provocar discordia entre los que viven bajo un mismo techo. Un problema de salud que afecta al conjunto de la sociedad o del país ahora revela fallas en la convivencia de hombres y mujeres que antes se llevaban bien.
Difícilmente pueda la Policía hacer de consejero matrimonial.