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POLÍTICA Y CULTURA

La dislexia congénita del sectarismo

El sectarismo más absurdo es la incapacidad de comprender la necesidad de las alianzas políticas coyunturales, con el objetivo de lograr el desplazamiento de una estructura gobernante y facilitar el ascenso de otras fuerzas sociales al ejercicio del poder del Estado. En la historia nacional, los ejemplos vaguean en el ciclo histórico iniciado con el ajusticiamiento del tirano en 1961. No fueron los inmaculados jóvenes del Movimiento Clandestino 14 de Junio, quienes liquidaron al sátrapa la noche del 30 de mayo, ni fueron los desembarcos de Luperón en 1949 ni del 14 y 20 de junio de 1959, donde lo más granado de la juventud dominicana, armas en mano desafió el poder trujillista. Ni fue la vanguardia osada y valiente del Movimiento Popular Dominicano, la que en la tribuna pública, con los vientos de fronda de la revolución cubana, desplegó banderas de libertad y revolución. La liquidación del tirano fue en el trasfondo una alianza concertada en Washington, por un grupo económico azucarero que era una especie de enclave de origen foráneo, la Agencia Central de Inteligencia norteamericana, y un sector disidente del trujillismo, enquistado en su maquinaria estatal, lesionado en sus dignidades más sensibles por la gula y los escarnios del tirano. El Presidente Eisenhower se vio obligado a reaccionar frente la dictadura trujillista, ante el chantaje del presidente Rómulo Betancourt, de irse con Cuba fidelista, si Estados Unidos no liquidaba a Trujillo primero, para una eventual alianza contra el castrismo. Las heridas no cicatrizadas todavía en el cuerpo de Betancourt por el atentado dirigido por Johnny Abbes, llevaron al presidente venezolano incluso a coquetear brevemente con Fidel. Esa fue la herencia dejada a la Administración Kennedy, matar a Trujillo conjuntamente con la invasión de Playa Girón, dejada por Eisenhower. Entre Betancourt y Trujillo, el venezolano resultó ser más importante que el dominicano, agotado y desprestigiado por sus crímenes en el continente. Cuando Trujillo se percata a través de las sanciones de la OEA, del viraje total de Estados Unidos, inicia entonces una política de búsqueda de alianza con Castro, que éste último rechaza y evita por todos los medios. Incluso Trujillo intenta acercarse a la Unión Soviética, y penetra en el mercado comercial de Europa oriental, misión que encabezó Johnny Abbes con resultados parciales y pírricos. Trujillo entendió la necesidad de nuevas alianzas frente al aislamiento continental y las intentó sin éxito, incluso con sus enemigos frontales. La insólita retransmisión de los discursos de Fidel Castro por “Radio Caribe”, fue parte de ese intento de alianza táctica para sobrevivir. Toda la lucha por el Poder en nuestro país a partir de 1961, es rigurosamente explicada por las alianzas de grupos, clases, facciones, incluso contrapuestos ideológicamente. El enemigo real ha sido el sectarismo, la ineptitud de entender la política en su ejercicio práctico de resultados. Se trata de una especie de dislexia, la variable de un trastorno del aprendizaje histórico, de una impotencia para reconocer objetivos tácticos que visualicen el porvenir, traducida en Ciencias Políticas como ceguera y obcecación.

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