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Abinader creciendo entre el PLD y Fernández

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Ignacio NovaEspecial para Listín Diario.

Yo pienso ganar las primarias. Yo siento que voy a ganar las primarias del PLD y si a eso le suman el respaldo del presidente de la República que puede aportar dos millones de votos, entonces voy en coche.

Danilo Medina, 01 de abril, 2011. Listín Diario.

Santo Domingo

Poco después de los inesperados y lamentables eventos del 16 de febrero 2020, un comentarista bien informado acotaba que el candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM) Luis Abinader, crecía en la intención de voto del electorado nacional, preguntándose a costa de los votos de quién se fortalecía.

El hecho, palpable empíricamente en el ambiente de general indignación surgido a raíz de la anulación de las elecciones municipales del pasado 16 de febrero 2020, se acepta ahora como reactivo y natural temor ciudadano ante el fantasma del retorno a un periodo político ominoso de usurpada democracia.

En tanto, la gente, desde sus hogares, disentía a puros cacerolazos y unos jóvenes sin orientación partidista empezaron a congregarse, protestando, en los alrededores de la Junta Central Electoral (JCE) sin pronunciar hasta entonces la protección simbólica de la Plaza de la Bandera ni anticipar su cierre en espectáculo. Se sumaban a condenar el atentado práctico contra la democracia que significó aquel sabotaje a los equipos destinados al voto electrónico en los referidos frustrados comicios.

Prudencia PRMista ante la división y el disenso

La división del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), de la cual su ex-presidente, el doctor Leonel Fernández, tres veces mandatario constitucional dominicano, y un grupo de dirigentes se desprendieron para, junto a otros seguidores, formar el partido político la Fuerza del Pueblo (FP), también escindió las simpatías hasta entonces altísimas que ostentaba esa organización madre, sin producir significativo efecto positivo inmediato sobre la candidatura PRMista.

Contrariamente, el ambiente creado a raíz de esa suspensión vino a ser lo mejor para un PRM y candidato presidencial suyo que en su conducta y actos han venido exhibiendo la prudencia de un proverbial comedimiento, pocas veces verificado en la oposición política nacional, sugiriendo el inicio de un proceso en desarrollo tendente a crear una nueva forma de hacer política.

Esta calidad no pugnante, los efectos de la división, el evento funesto —auto propiciado, conspirativo o avieso—, diseñado y ejecutado para afectar el nivel de prestigio y posicionamiento electoral que antes del 20 de octubre, 2019, las encuestas atribuían al gobierno y al PLD, y la existencia de no declaradas y subterráneas corrientes de ingobernabilidad latentes en lo económico y expresadas en la percepción de déficits en la seguridad ciudadana y en el sistema de justicia, trajeron la consecuencia de un Luis Abinader creciente en la simpatía electoral dominicana. Hoy, un irrefutable hecho.

¿El camino cerrado de la reunión PLDista?

El candidato PRMista crece y seguirá creciendo en la medida que continúen y profundicen las rivalidades entre el PLD y la FP, se estrechen las opciones al ex presidente Leonel Fernández, presidente de la FP, para regresar a la organización madre con restablecidos privilegios para ostentar la candidatura en primera jornada o en una cada vez menos probable segunda vuelta.

Los estudios de mercado electoral privados y publicados señalan, además de la probabilidad, establecida y creciente, de un triunfo de Luis Abinader en primera vuelta, la existencia de un significativo consenso en el deseo ciudadano de un cambio de gobierno. Han respondido, también, esas encuestas, la pregunta del comunicador anotada en el primer párrafo: en un hecho sin precedentes, Luis Abinader y el PRM crecen, integrando simpatías provenientes de los flancos de sus dos principales contendientes, aunque subyace un amplio nivel de indecisos (±18%). Rebosa, en tal escenario, el umbral de votos requeridos para ganar en primera jornada: 50%+1. Esos estudios de mercado electoral lo colocan sobre el 52%. Una diferencia sólo significativa, suficiente y eficiente siempre que permanezcan escindidas las huestes electorales del PLD y de la FP, cuya reunificación podría sumar a su favor la disminución de los indecisos del mismo modo que —percibida como burla— ampliar el tamaño del rechazo, la incredulidad y el descontento.

Abinader y el triunfo menos costoso

Quien con ojos claros y oídos sin prejuicios lea los discursos y actos políticos recientes apreciará que, prácticamente, Luis Abinader está siendo constituido por el hecho democrático como el beneficiario del consenso. Uno que, además, adquiere potencialidad de continuar creciendo ya que el nivel de consentimiento alcanzado por este candidato basta para desencadenar, en cualquier mercado electoral, la racionalidad de los actores e inversionistas políticos, motivándolos a realizar las acciones y juegos más rentables y menos riesgosos. En la actualidad, dada la distancia significativa en intención de voto reportada favor del candidato presidencial PRMista respecto a sus dos principales contendientes, racionalidad político-económica significa impulsar el triunfo electoral menos costoso en esfuerzo, dinero y tiempo.

La vigencia, factualidad y alta viabilidad de esta opción se impone con mayor incidencia desde que el PLD descartó la posibilidad de que el doctor Fernández pudiera encabezar la boleta presidencial organizacional en una primera o segunda vueltas. Trazó esta línea de Pizarro al escoger, como candidata vicepresidencial, a la esposa del Presidente de la FP, la doctora y actual vicepresidente Margarita Cedeño de Fernández.

Ante tal portazo, sólo un hecho insólito como la renuncia de ambos candidatos del partido de gobierno (PLD) posibilitaría que el doctor Fernández ostentara la candidatura por esa organización política. Y, a la fecha, por razones de intereses, normativas internas, deudas políticas pendientes, mandato, gravitación, incidencia y tal vez ultimátum de sectores fácticos vinculantes, gobernabilidad y erosiones éticas de la gobernabilidad y la gobernanza, parece una probabilidad tardía y remota. A menos que se produzca un hecho sobrecogedoramente espectacular, la transferencia de las simpatías de la FP a favor del PLD o viceversa para una primera o segunda ronda todavía no aparece viable ni posible, a la luz de un análisis probabilístico.

Fernández: filósofo y profesor del Derecho, la democracia y actor político

La respuesta del doctor Fernández a tal construcción y escenario es altamente ilustrativa sin dejar de ser muy conveniente para la candidatura PRMista ostentada por el señor Luis Abinader: dado el conflicto previo y tal portazo, ha rechazado todo diálogo con el gobierno y el PLD, renunciando a participar en la definición, diseño y realización de la “conversación” nacional en proceso sobre la democracia, espacio para abordar y visibilizar los temas y anclajes relativos a la candidatura presidencial en primera o segunda vueltas con cualquiera de las dos organizaciones políticas mejor posicionadas en la intensión de voto, según las más acreditadas encuestas.

Todo puede cambiar, se sabe, y en la cultura política nacional existen ciclones, terremotos, simulaciones, engaños, “tumbes” y lo que nunca se ha hecho. También entidades políticas medrando sobre los fondos públicos a través de las asignaciones de la JCE a los partidos políticos. En tal cultura y con cada hora transcurrida, las opciones del PLD y la FP continúan empequeñeciendo por la subutilización de esas fuerzas que los estudios de mercado político han sugerido eficientes y eficaces sólo para promover y ser parte de un triunfo electoral en primera vuelta si las tres fuerzas principales concurren separadas. Como se sabe, para una segunda, ellas reportan que, hasta hoy, la Asamblea daría el triunfo rotundo e infranqueable a Luis Abinader.

Gobierno, liderazgo y democracia

Mucho más que los “sujetos ideales” (líderes organizacionales que actúan reconociéndose mutuamente derechos y deberes, que optimizan sus opciones y reducen sus riesgos), el gobierno del Estado está —además— en el deber de preservar la democracia, sus fundamentos y las construcciones sociales que la fundamentan. Significa, en términos prácticos, reconocer actores, hechos, territorio y tamaño de las simpatías políticas legitimados por niveles dados de aquiescencia expresos y cuantificados. Este reconocimiento denota el consentimiento aspirado por cada actor político. Ellos han decidido y aceptado, en el esquema de la convención jurídica, reconocer y aceptar la conversación y hechos sociales vinculantes como base de la instauración de los gobiernos legítimos.

Ausente del diálogo sobre este y cada tema principal presentado al debate Fortalecimiento y blindaje de la Constitución y la Democracia con miras a continuar instalando gobiernos legítimos (especialmente el próximo), el doctor Fernández ha optado por hablar al pueblo (no con el pueblo ni con sus representantes) a través de aleccionadores soliloquios. Se ha constituido así en un diestro y admirable filósofo del derecho constitucional y maestro sobre el tema Democracia —un profesor necesario, cuya presencia honra tal espacio). Se trata de una parada coyuntural, que tampoco lo perfila como el procurador de poder inmediato a que tanto aspiran —y por quien esperan con tanta impaciencia— los procuradores de poder político, social, religioso y económico.

Queda así, actualmente, en unos extramuros del proceso capital de nuestra democracia que se hace casi metáfora del silencio. De hecho, como organización política reciente, la FP no ha podido desarrollar los músculos y capacidades necesarios para optar eficientemente y sobre bases realistas por constituirse en la principal autoridad legítimas para el período que iniciará el 16 de agosto del 2020.

PRM, en apertura y con prudencia

En tanto, el candidato del PRM y la organización misma recurren a la apertura y a la prudencia; convienen en el diálogo mediante el cual el gobierno satisface el reclamo público de favorecer las referidas garantías democráticas. Un proceso conversacional que, en su composición y estructura, deviene en hecho social y argumento político sobre la constitución del poder, declarando y visibilizando a los actores, concordatos, alianzas y compromisos que fundamentan y legitiman la gestión, vigencia y ejercicio del actual proceso democrático.

A todas luces, la lucha del doctor Fernández no es para ahora. La evidencia apunta a que su objetivo es atraer y nuclear suficientes fuerzas sociales disidentes de esos dos polos mayoritarios de nuestra actual democracia: PLD y PRM. Es muy probable que haya decidido postergar la batalla para después del 20 de mayo del 2020, priorizado en lograr que la LFP quede entre los tres principales partidos de nuestro espectro electoral. Es un indicativo de que desea poseer la llave para, de hecho, decidir sobre la constitución de los futuros gobiernos legítimos a la vez que destapa sobre el PLD los efectos de una caja de Pandora que actualmente acredita al clima triunfal de Luis Abinader pero que, pasadas las elecciones de mayo 2020, desencadenaría sobre el PLD los efectos sufridos por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) a raíz de las elecciones de mayo, 2012, cuya tercera casilla en la boleta electoral del 2024 tiene ya en miras ocupar.

Argumento fuerte al respecto es que, sabiendo que la opción más rentable a sus fines de poder inmediato es una alianza con el PRM o el PLD para la primera vuelta, ha preferido el soliloquio discursivo y la distancia. La meta de la FP, ahora, no es soñar con el triunfo sino obtener más del 5% de los votos. En tanto, junto a los demás partidos y organizaciones sociales, religiosas y económicas, el PRM y el gobierno concurren al diálogo, con las manos y sus respectivas construcciones y hechos sociales sobre la misma mesa.

En las calles, consecuentemente, Luis Abinader continúa acumulando simpatías, creciendo y creciendo en la intención del voto. Si de un lado vemos que el reto del PRM es constituirse, de hoy a mayo 2020, en una maquinaria electoral capaz de transformar en votos efectivos, contantes y sonantes en las urnas, esa simpatía que a su favor declaran y consignan las encuestas, para el PLD y la FP (de querer incrementar su eficiencia electoral) la opción más eficiente es el retorno a su estado integrado anterior al mes de octubre 20, 2019, lo cual, hasta hoy, luce improbable y ajeno a los intereses de sus líderes y principales dirigentes.

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