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EN POCAS PALABRAS

Cuquito Armenteros

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JUAN GUILIANI CURYSanto Domingo

Cuquito Armenteros, notable arquitecto dominicano y empresario de la construcción, los bienes raíces y los servicios financieros, murió esta semana de una enfermedad que lo aquejaba desde hace un tiempo. Ernesto J. Armenteros Estrems (Cuquito) fue un gran dominicano. De cultura y educación sobresaliente, el arquitecto Armenteros, cursó estudios superiores en el Canadá, se dedicó en la primera etapa a la industria de la construcción de proyectos residenciales y edificios a través de sociedades privadas. Fue también fotógrafo de afición profesional. De una jovialidad caracterizada por su trato correcto y sencillo exhibiendo en todo momento un bajo perfil empresarial, siendo sus resultados económicos-profesionales fruto de su propio trabajo junto a su distinguida esposa Francette Calac, educadora y fundadora del Colegio Babeque, prestigioso centro educativo de enseñanza primaria, media y bachillerato de esta ciudad capital. En el curso de los tiempos, Cuquito decidió incursionar cosechando éxitos en el mercado inmobiliario y de bienes raíces en Puerto Rico desarrollando importantes infraestructuras comerciales en los más cotizados lugares de la ciudad de San Juan, como edificios de oficina y condominios, parqueos y otras estructuras de acero y cemento. Incursionó en la industria financiera y de los seguros, fundando la compañía Remesas Quisqueyanas, de transferencia y pagos de dinero de inmigrantes dominicanos radicados en el exterior. En la actividad bancaria era el principal accionista del Banco Unión de Ahorro y Crédito, participando también en directivas empresariales y organizaciones sin fines de lucro en el país y el extranjero. En una ocasión, en un viaje que Cuquito realizó a Polo, Barahona, pernoctando en una finca de café de mi tío Nadim Cury, fallecido, me tomó una foto de sorpresa estando durmiendo en una galería campestre después de haber almorzado. La foto la guardó en su cámara profesional y confieso que a las innúmeras peticiones nunca quiso enseñármela hasta la fecha de su lamentable fallecimiento.

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