Inquieta el precedente

Si esto ocurre casi en la víspera de unas elecciones municipales que no han levantado mucho fervor, habrá que suponer lo que sucederá entre la segunda mitad de febrero y la de mayo.

Las garrochas están bajando de precio, las fían y hasta las prestan. Nadie dejará de dar el salto por falta del instrumento adecuado.

En un vecindario tan voluble y empalizadas de poca altura los días previos a las elecciones podrían convertirse en un Cirque du Soleil, mucho más si anda por estos lares.

La presidencia de la República es más importante que una alcaldía, aun sea del Distrito Nacional, y si se producen situaciones como la renuncia de una candidatura propia para apoyar la contraria, ningún imprevisto puede descartarse.

La dimisión no es lo que intriga, sino la forma cautelosa y huidiza. Una especie de palo acechado, y sobre todo dado con la intención de que doliera.

Cuentan ahora que desde el pasado jueves la dirección del PRD perdió el rastro de Hugo Beras, incluso surgieron reales temores, pues no le tomaba el teléfono ni siquiera a Miguel Vargas.

Corrió la versión de que estaba fuera del país, se habló de Nueva York y que era celebrando el cumpleaños de su esposa.

Ahora se tiene que era corriéndole a la presión. La mala conciencia provoca angustia, desasosiego, y se reniega hasta del Ángel de la Guarda.

La verdad se sabrá en su momento, pero el hecho de que haya entrado a la candidatura de Carolina Mejía por la puerta de David Collado, deja entrever que no se equivocó de toro.

Que era un alma en pena, casi en agonía, y encontró el párroco más oficioso para su salvación.

Asegura juego en temporadas de más nivel y lo de ahora entrenamiento de primavera.

Aunque conviene poner en observación el precedente, pues con tantas garrochas sueltas en el medio podrían producirse saltos de mayor significación.

Un estudio comparativo de las últimas encuestas asombra con un dato inaudito: ninguna campaña llena su cometido y los candidatos no suben.