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Respeto y orden

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Luis Encarnación PimentelSanto Domingo

Se nos hace tarde, porque los males cada vez cobran mayor cuerpo en detrimento de todo, y todos. Aquí hay un aumento progresivo de las muchas cosas fuera de control y de orden, que ameritan que con urgencia la sociedad se sacuda y tome la determinación resuelta de ponerle un alto. En algún momento el país tiene que comenzar a trillar una cultura de respeto por la ley y las normativas que se ha dado en diversos renglones, para que podamos alcanzar el fortalecimiento institucional anhelado por años. El irrespeto y las violaciones a las reglas de juego no pueden seguir siendo cosa común y corriente, sin ninguna consecuencia. Y peor aún, frente a la imperdonable realidad de que muchas veces esas violaciones descaradas y alegres son abaladas con aprobaciones o permisos dados por los funcionarios e instituciones llamados a ser vigilantes y garantes del fiel cumplimiento. Pero desde ayuntamientos, desde algunos ministerios y desde distintas áreas del Estado se hace, sin el menor rubor, todo lo contrario de lo que mandan el librito y la responsabilidad institucionales. Así, vimos una vez cómo desde un ayuntamiento de la capital se emitieron dos resoluciones: una, prohibiendo la instalación de un colegio en el ensanche Julieta, y otra, autorizándolo. Y barbaridades como esas no son por casualidad, ni gratis. Sencillamente median intereses de toda calaña, sean económicos o políticos, que en el camino entran en compadrazgo o en “sociedad” con alguien relacionado con el poder de turno, en cualquier gobierno. Así vemos también -o seguimos viendo- cómo ciudades y pueblos se llenan de estaciones de gasolina, de bancas de apuestas, de colmadones, y hasta de prostíbulos al lado de colegios y de iglesias, con la complicidad o cuando menos la indiferencia de quienes deben evitarle peligros, daños morales y otros males a los lugareños. En esa degradación de todo, vemos en la Fuerza Aérea a un teniente que sustituye en el puesto a un coronel (¿). Se ve, como si nada, que alguien con sangre morada levanta una plantación de aguacates en un parque nacional. Y como el jefe de Medio Ambiente -que proviene del negocio de agroquímicos y otros tóxicos, e hizo lo contrario al antecesor Domínguez Brito en Valle Nuevo- autoriza levantar un hotel en el parque Cotubanamá, otra área protegida en el este. La depredación desde el Estado hay que pararla, sino, antes de mayo (¿). Bien al parar la obra, pero la Comisión sobra, porque ante lo prohibido, no hay que investigar, sino acatar y hacer cumplir la ley.

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