Opinión

ORLANDO DICE...

En la mira de la iglesia

La ideología dijo “patica pa que te tengo” y se fue tan lejos de la política que difícilmente vuelva. No hay temas de izquierda en la campaña, lo que no debe extrañar, pues tampoco en el debate nacional.

La izquierda de estos tiempos es diferente a la del pasado, y después de la caída del Muro de Berlín los extremos se confunden, o no se tiene claro qué sector ocupa uno o el otro.

La izquierda de estos días se caracteriza con asuntos tan peligrosos políticamente hablando, que o se les huye o se asumen a medias. El aborto, las relaciones, incluso matrimonio, entre parejas del mismo sexo, etc.

Con las iglesias no debiera jugarse, y con su militancia y fundamentalismo, además de su unidad y acción conjunta, podría dañar candidaturas. La beligerancia y el encono se desbordan y las consecuencias para quienes militan en su contra podrían ser fatales.

En el pasado no fueron menos furiosas, pero lo hacían de manera general, a un universo y no a personas específicas. Como esas maneras no funcionaron, aprietan el paso y azotan con látigo en las manos.

Si les coge con un tililá tililá en sus ceremonias, que en la Católica son cotidianas, y más de una por día, el efecto deberá sentirse.

No es el Sermón de Adviento ni la Pastoral del 60, pero igual de sistemática y con objetivos precisos. Muchos no entienden que mantener sus principios es de vida o muerte, pues desde el momento que pierda majestad, también la propiedad de los dogmas y el monopolio de la verdad.

El poder se le resbala y no se somete, pero ninguna institución sabe maniobrar más que la Iglesia, y aunque pierde fieles, sus potencias se conservan ilesas.

Cada obispo manda en su territorio y distintos en temperamento, pero iguales en lo principal, en lo esencial. El mensaje del Episcopado y el repique del Día de la Altagracia no dejan dudas.

La cruzada va contra compra de votos, pero sobre todo contra quienes promueven el aborto.

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