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FE Y ACONTECER

“Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto”

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Cardenal Nicolás De Jesús López RodríguezSanto Domingo

Bautismo del Señor 12 de enero 2020 - Ci clo A

El tiempo de Navidad, culmina con la fiesta del Bautismo del Señor y se inicia el relato de la etapa misionera de Jesús. Los evangelios sinópticos narran la escena del Bautismo de Jesús. El bautismo por inmersión en el agua era practicado por los judíos piadosos como rito de purificación e incorporación al judaísmo. La originalidad del bautismo de Juan Bautista fue su intención penitencial y anticipo del bautismo cristiano.

a) Del libro de Isaías 42, 1-4.6-7.

El primer Cantico del Siervo. Su ambientación histórica son los años del destierro en Babilonia o inmediatamente después. En este primer poema se presenta al Siervo del Señor realizando una misión doble y trascendental, por un lado, renovar la alianza hecha con Israel originalmente en el Monte Sinaí y, por otro, repatriar a los exiliados y establecer la verdadera religión en medio de las naciones paganas.

El Siervo tiene un don especial del Espíritu para realizar su misión. Con él comienza una Nueva Alianza. A partir de Él todo será nuevo. “Los ciegos” o los paganos incapaces de ver la luz de la fe, abrirán sus ojos a la revelación; “los presos” o los israelitas cautivos serán liberados de las tinieblas o errores en que viven desterrados. Y por todo lo hará el que todo lo hizo con el soplo de su palabra, el Creador de cielos y tierra.

b) Del libro de los Hechos de los Apóstoles 10, 34-38.

El Apóstol Pedro anuncia la Buena Noticia a una familia pagana en Cesarea, la casa de Cornelio. Donde se produjo la primera conversión de gentiles al evangelio como fruto de la exposición kerigmática y en la que hizo énfasis de la misión de Jesús, el verdadero Siervo del Señor, anunciado en el Profeta Isaías. Por lo que respecta al discurso, la afirmación fundamental es clara: absoluta igualdad de todos los seres humanos ante Dios, trátese de esta o de aquella nación, de judíos o de gentiles (v.34-35).

Incluso podemos ver insinuada la superioridad que, no obstante, esa igualdad compete en cierto sentido a los judíos, que tienen el privilegio de que a ellos haya sido destinado en primer lugar el mensaje evangélico (v.36).

c) Del Evangelio de San Mateo 3, 13-17.

Estos versículos describen la escena del bautismo de “purificación” que Juan administraba en el Jordán; al solicitarlo, Jesús refrenda la autoridad del Profeta y Precursor, y eleva la categoría de este rito purificador. El concebido sin mancha ni pecado se coloca deliberadamente en la fila de los pecadores. Quiere ser considerado como uno más, pues había asumido solidariamente nuestra condición humana. Esta actitud, que forma parte de su programa de abajamiento (Kénosis, en lenguaje de San Pablo), se ve correspondida con una teofanía trinitaria. Se abren los cielos, desciende el Espíritu de Dios en forma de paloma y la voz del Padre proclama: “Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto” (v.17).

Esta declaración pública sobre la filiación divina de Jesús, es el respaldo de Dios, la investidura, la unción mesiánica del Espíritu para la misión profética de Cristo. Jesús de Nazaret sale del anonimato después de treinta años de vida secreta y es “Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo” (Hech.10, v.38) como explica San Pedro en la casa del Centurión Cornelio, momentos antes del bautismo de los primeros paganos. La unción mesiánica de Jesús por el Espíritu Santo recuerda, aunque supera con creces la unción de que fueron objeto los jueces, reyes, profetas y sacerdotes de la Antigua Alianza. Y tenía que ser en público, con testigos cualificados como Juan Bautista y todos los presentes que oyeron la voz del cielo, “para que el mundo creyese que la Palabra de Dios habitaba entre nosotros” (prefacio de la misa).

Fuente: Luis Alonso Schˆkel: La Biblia de Nuestro Pueblo. B. Caballero: En las Fuentes de la Palabra.

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