Casos ante el TSE

El Tribunal Superior Electoral debiera clasificar los 2,662 casos de candidaturas rechazadas por las juntas municipales, pues fuera oportuno conocer en detalles razones y motivos.

Si culpa del interesado o del partido o de las leyes de Partidos y Electoral, o de la loca amalgama que concurrirá a las elecciones municipales de febrero.

Desde lejos se ve la situación y asusta, pues si difícil acreditarse localmente, habrá que pensar lo que serán las votaciones y consiguiente conteo.

Además, si la Junta Central Electoral nunca las tiene todas consigo, las dependencias que por igual son autónomas tendrán que vérselas y deseárselas.

La complejidad es mucha y la coerción escasa. Serán 158 elecciones a nivel municipal, y por si fuere poco, deben agregarse las 235 en los distritos.

Será la primera vez que dichas consultas van aparentemente independientes, y no serán situaciones fáciles de sortear, pues será un total de 393 escrutinios manejados por 158 juntas.

A falta de un informe no se conocen las fallas, y tienen que ser diversas, pero tampoco si ocasionadas en todos los partidos o en cuales más.

No debe olvidarse que el PLD, aunque hizo sus reservas, sometió todas esas posiciones al rigor de las primarias, y que las suyas fueron abiertas.

Igual que muchas dificultades fueron corregidas por la comisión responsable, de manera que se inscribió el verdadero ganador.

Aunque con el mañoso nunca se sabe.

El PRM usó otros códigos, más cerrados, con más reservas, y hubo situaciones de riesgo que se dijo entonces que fueron subsanadas.

Las alianzas son buenas para los partidos, pero no siempre para los candidatos, y mucho menos en las posiciones medias o bajas.

La abundancia de recursos ante el TSE es un mal síntoma, y lo es en circunstancia electoralmente intrigante. Febrero no es mayo, pero estrategas, analistas y observadores políticos consideran (un hallazgo genial, pero de ocasión) que sin febrero no hay mayo.

El TSE decidirá, la JCE acogerá, y con la boleta final, el votante hará el resto. Si se la ponen difícil a febrero, a mayo que no se queje.