Ánimo impío

La campaña está en sus buenas, pero no a nivel municipal, como debiera, sino presidencial, aun cuando no es el momento ni la oportunidad.

Los fines de semana intensos y extensos, pues no solo se recorren kilómetros y kilómetros, sino que lo que debiera ser local, adquiere dimensión nacional.

Los alcaldes, los senadores y los diputados reciben de visita a los presidenciales, y lo que debiera ser sutil, se expresa de manera ruidosa.

El pulso es entre las cabeceras de las boletas del PLD, PRM y LFP, y por lo menos entre PLD y LFP se evidencia un duro afán por disminuirse.

El PRM los deja en el camino, pues rehúye ese tipo de confrontación y los descalifica con encuestas que colocan a Luis Abinader muy encima y distante de Gonzalo Castillo y de Leonel Fernández.

Aunque los seguidores de estos últimos, concentrados en su lucha cuerpo a cuerpo, parecen no preocuparse de la ventaja que les saca Abinader.

Incluso se teme sea tarde cuando adviertan la situación o sus peligros, aunque para entonces uno de los dos habrá clasificado. Y eso es lo que importa por ahora. Fernández tiene que enterrar primero a Castillo para quedarse solo en el velorio, y este debe cantarle un responso para que su alma salga de pena.

Las reacciones de los seguidores emocionan, aun cuando no pueda decirse que son admirables. Desbordan la prudencia, y tal vez hasta la decencia.

Hasta ahora son trucos de cámara, pero de continuarse en ese ánimo, podrían llegar a cosas mayores, pues no hay cupo para dos. Tickets para todos, pero no de una misma procedencia.

No hay que distinguir mucho, pero tampoco echar en el mismo saco los parciales de Fernández y de Danilo Medina o del penco Castillo. Los del expresidente no se contienen las ganas y ninguna provocación u ofensa pasan por alto.

Tienen humor de perros y nada les fastidia más que un dron travieso en el aire tomando imágenes fijas o en movimiento. Las fotos en tierra no sirven de alegato cuando el dron es un testigo que vuela.