Una advertencia oportuna

Quique Antún dice una verdad de perogrullo: La coalición que gane las elecciones municipales de febrero, no necesariamente será favorecido en las presidenciales de mayo.

No menciona las congresuales pues estas se celebran conjuntamente con las presidenciales. Aunque tampoco la suerte de unas será de las otras. Antún no da razón para su advertencia, pero en el fondo parece un llamado a la prudencia, a controlar ímpetus, ya que nota el triunfalismo que exalta a algunos de sus asociados electorales. No hay dudas de que los intereses en juego en las municipales no motivan igual que las presidenciales. El hecho se origina en la poca acreditación de los gobiernos locales.

Todos los reclamos, o la mayoría, se hacen al gobierno central, y el ayuntamiento se maneja con poco presupuesto, pero igual con escasa presión.

Cuando la corporación edilicia aumente su importancia y sus ingresos sean mayores, y los pobladores tengan mayor conciencia de las obligaciones de la primera y los derechos de los segundos, no se candidateará ni elegirá a cualquier alcalde.

Aunque en la ocasión la consulta pinta diferente. Los partidos se afanan en unos acuerdos que en el papel serán muy bonitos, pero que en la práctica no lucen realizables. El no arrastre podría complicar, pero igual la falta de lealtad en el voto. La bandera del engaño flota y el buque del fracaso se ve a distancia. La nobleza no es un rasgo que abunde y el carácter utilitario e inmediato no garantiza respeto a la palabra firmada.

El resultado de febrero podría decir mucho del de mayo, pero si fueran otras las condiciones. No debe olvidarse que había elecciones cada dos años, y las municipales eran de medio término.

Un instrumento efectivo para detectar el grado de afecto al gobierno de parte de la población, y por ende a la oposición, pues ambos estados de ánimo eran proporcionalmente inversos.

El pensamiento íntimo de los partidos no se sabe, si quieren alcaldías por alcaldías o procuran mejorar su desempeño en las municipales para posicionarse en las presidenciales. En las cuales hay disparidades y no coincidencias.